Pegados al territorio y siempre dispuestos

F. TRESPADERNE / Burgos
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La voz de los colectivos en Burgos - Jubilados: Son los que mantienen los pueblos abiertos todo el año y lo único que exigen para seguir en ellos es que no desaparezcan los servicios básicos y poner en marcha otros para fijar población

La junta directiva se reúne en Burgos, donde está su sede. - Foto: Alberto Rodrigo

Son conscientes de que ser un colectivo decisivo en cualquier campaña electoral, aunque se sienten olvidados por las formaciones políticas a la hora de confeccionar sus programas electorales o pensar en ellos, a pesar de ser los que viven y mantienen abiertos los pueblos durante todo el año, «aunque si siguen quitando servicios en los pueblos al final tendremos que irnos a la ciudad», afirman al unísono todos los miembros de la junta directiva de la Federación de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas de Burgos y Provincia, a la vez que afirma que «los partidos, los políticos no nos tienen en cuenta».

«Los partidos sí importan, pero en los pueblos en los que vivimos nosotros, es decir, en la zona rural, se vota más a la persona» manifiesta el presidente de la Federación, Jaime Izquierdo, de Huerta de Abajo, quien pide a los políticos, «que no den mucho ruido, que hagan cosas en los pueblos porque hay muchas necesidades y problemas». En este sentido, la lista de reivindicaciones de este colectivo no es muy larga, pero sí muy concreta, «empezando por los centros de salud, el transporte, los bancos que se van dejándonos cajeros que la gente mayor no saben como funcionan y la puesta en marcha de servicios sociales en el territorio».

La principal preocupación de este colectivo es la de poder seguir viviendo en los pueblos, «no tener la necesidad de ir a la capital a vivir cerca de los hijos o para tener una buena asistencia sanitaria», matiza la junta directiva de la Federación, a la vez que hace referencia al programa 'A gusto en casa', en el que trabaja la Gerencia de Servicios Sociales, junto a las diputaciones y ayuntamientos para que las personas mayores «no se muevan de su entorno, que es lo importante, y para ello hay que darles facilidades», asevera Izquierdo.

Este programa, «si se materializa», matizan, consistirá «en llevar a las cuidadoras a la zona, reformar las viviendas e incluso hacer centros de día para combatir la soledad no deseada... y si funciona avanzaremos bastante», declara Izquierdo.

Pablo Moral, de Belorado, asume todas las reivindicaciones del colectivo, aunque afirma que en su pueblo disponen de todos los servicios y que la colaboración con el Ayuntamiento beliforano «es buena». Lamenta la sensación de «apatía» que existe en este colectivo, la poca colaboración para llevar a cabo a algunas actividades y reivindica «más atención hacia los pueblos pequeños, que están abandonados».

En uno de esos pueblos pequeños vive Eliseo Fernández, en Tubilla del Agua, «donde el Ayuntamiento hace algo ahora, que está asfaltando las calles, y nosotros como asociación hacemos lo que podemos... poco porque somos pocos y mayores, no hay relevo», afirma, a la vez que pide «más unión en el pueblo y hacer más por él porque no se hace nada».

Gelasio García, de Quintanarraya, reitera que «los políticos no se preocupan para nada de los mayores, ahora prometen algo, pero luego se olvidan» y reclama a las corporaciones locales, a las que salgan de las urnas el próximo día 28, que «ayuden a las asociaciones pequeñas con los gastos de calefacción o luz porque no los podemos asumir, es imposible sin ayuda de los ayuntamientos aunque abras cuatro días al mes el local». En el caso de su pueblo, recuerda este jubilado, en ese local se presta el servicio de podología o peluquería. 

Con independencia de la zona donde residen, los problemas de este colectivo con iguales en toda la provincia, afirma Amador Peña, de Palacios de la Sierra, que reclama a las administraciones, a los políticos, que «busquen iniciativas para que la gente que se queda en los pueblos pueda envejecer en ellos, que no se vayan con los hijos o a una residencia, y con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas mayores». 

Al margen de estas reivindicaciones genéricas, Peña tiene una muy concreta, «que se vuelva a abrir el centro de día de Quintanar de la Sierra, que está cerrado, a pesar de que hay demanda porque hay personas con alzhéimer y ese centro puede ser un desahogo para las familias de la Sierra», asegura este jubilado reivindicativo, que habla en representación de las asociaciones de 24 pueblos serranos.

Arturo Martín, de Santa María del Campo, es el único de la junta directiva de la Federación, que en la actualidad es concejal, «lo que me ha permitido convencer a la Corporación municipal de que los recursos deben ser repartidos equitativamente entre las necesidades que hay», manifiesta, a la vez que matiza que la asociación de jubilados local «no tiene ningún problema porque el Ayuntamiento nos subvenciona ciertos gastos, al igual que hace con otras asociaciones».  

Para Martín el principal problema de la provincia es el de la despoblación, «es alarmante. La gente huye de los pueblos porque se han recortado servicios sanitarios, en mi pueblo hay que trasladarse para hacerse una analítica, incluso algunos se tienen que pagar un taxi para ir al centro de salud, y tenemos médico tres días a la semana de forma presencia, durante dos horas».

Desde este colectivo insisten en que mantener y reforzar los servicios en el medio rural es «la única forma» para fijar población y, si es posible, propiciar que lleguen nuevos vecinos. «En Santa María tenemos muchos servicios, somos unos privilegiados en ese sentido, pero otros se han recortado como los sanitarios o los religiosos porque ya no hay misa diaria», apunta Martín, quien 'culpa' en parte de esa pérdida de servicios a la «apatía» de los vecinos y de los miembros de la asociación de jubilados. «Quieren que tengamos todos los servicios, pero nadie colabora».

Antonio Avendaño, de Melgar de Fernamental, reconoce que en temas relacionados con la salud y la sanidad «estamos bien porque somos cabecera de comarca», pero como el resto de representantes reconoce que uno de los problemas comunes, al margen del recorte de servicios, «es el de la soledad no deseada, que afecta preferentemente a hombres del mundo rural, y en este asunto los ayuntamientos deben tener un papel más activo e implicarse en ello».  

Para acabar con este problema, Avendaño propone la puesta en marcha de centros de día, «o como los quieran llamar, para salir de la rutina y hacer algo más que jugar a las cartas...», declara, mientras el presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas de Burgos y Provincia insiste en que «los que fijan población son los servicios».