El mayor reto de Erdogan

M.R.Y. (SPC)
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El dirigente turco pretende seguir en el poder, pero la unión de la oposición y su mala gestión económica podrían tumbarle

El mayor reto de Erdogan - Foto: ERDEM SAHIN

Veinte años parecen no ser suficientes para Recep Tayyip Erdogan, al frente de Turquía desde 2003. Sin embargo, en esta nueva postulación, el presidente otomano tiene su mayor desafío: debilitado por la crisis económica y criticado por su gestión tras los devastadores terremotos de febrero, enfrente tendrá a una oposición venida arriba que, además, se ha unido para tratar de desbancar al hasta ahora todopoderoso mandatario -los seis principales partidos concurrirán en una candidatura única bajo el nombre de Nation Alliance-. 

Esta será, previsiblemente, la última vez que Erdogan se presente a unas presidenciales. De hecho, la Carta Magna aprobada en 2017 no permite más de dos mandatos para un jefe del Estado. Un año después, el dirigente se presentó en las urnas por segunda vez -ya había ganado las elecciones de 2014-, pero el cambio constitucional le deja optar una vez más. Y esta apunta a ser la definitiva. 

Y también la más ajustada -se trata de los comicios más reñidos desde 2003-. No en vano, ninguno de los sondeos apunta a que el conservador revalide su cargo. En caso de que no haya un contendiente que logre más del 50 por ciento, se tendría que disputar una segunda y definitiva ronda el día 28. 

El socialdemócrata Kemal Kliçdaroglu, candidato de la coalición opositora, consigue la victoria en las 11 encuestas publicadas hasta esta semana -con entre 10 y tres puntos por encima del actual presidente-. Y cinco de ellas le llegan a otorgar la mayoría absoluta. Es por eso que Erdogan se encomienda a esa segunda vuelta, en la que pretende recabar el apoyo de los minoritarios eliminados en la primera.

El mandatario, que fue primer ministro entre 2003 y 2014, siempre ha ganado con contundencia sus citas electorales. Pero en esta ocasión, la economía -cuyo crecimiento ha sido uno de sus principales baluartes durante sus 20 años en el poder- puede ser uno de sus principales hándicaps. 

La situación financiera de Turquía se encuentra en horas bajas y cada vez son más los ciudadanos en dificultades. Su otro escollo es la respuesta a los devastadores terremotos de febrero. Son muchos los lugares afectados que aún esperan la prometida ayuda y el sur del país, tradicionalmente conservador, podría darle la espalda en esta ocasión ante los permanentes incumplimientos del Gobierno.

Por eso, el dirigente ha centrado su campaña en vender una idea de una nación moderna y poderosa, además de destacar su papel en el exterior como uno de los mediadores del conflicto en Ucrania. Y aprovecha para atacar a la oposición bajo el argumento de que son infieles y cercanos a la guerrilla terrorista kurda del PKK, consiguiendo que algunos de los problemas económicos queden eclipsados por un nacionalismo que sigue siendo mayoritario en el país.

Enfrente, Kliçdaroglu ha incidido en la pérdida de nivel de vida sufrida por buena parte de la población y en la promesa de que restaurará los derechos y libertades que, asegura, Erdogan ha deteriorado durante sus «20 años de autoritarismo». «Es la hora del cambio total, hay que acabar con los tiranos», asegura el dirigente socialdemócrata. Y es es lo que tendrán que decidir ahora los turcos. Si quieren el cambio o apuestan por la continuidad de las dos últimas décadas.