Ya no recuerdo la última cita que tuve, llevo retirada muchos años, pero nunca se sabe cuándo vas a tener que volver al mundo de las citas, y desde luego no me he olvidado de los síntomas y las emociones que rodean este tipo de eventos. Los días antes, crecen las dudas sobre qué ponerse, si sabrás qué decir o si parecerás un tonto. Cuando lo más sencillo y práctico a la larga siempre da mejor resultado, es ser uno mismo, sean cuales sean las consecuencias.

La cita que me ocupa hoy es bastante rara. No es la primera, que siempre es más complicado, pero tampoco es una cita que las partes hayan deseado o hayan estado esperando con ganas. Ello es evidente por las mil pegas y disculpas sin sentido que se han venido intercambiando para intentar evitar el encuentro. Cuestiones similares a «me duele la cabeza», «no he podido aparcar», «es que vengo de otra relación y no estoy preparado»… y ya la peor de todas y que todos conocemos, algo así como «creo que te mereces alguien mejor que yo». En este caso concreto, hasta se ha valorado la posibilidad de que interviniera un mediador, al parecer es una figura que se ha puesto de moda y que aun teniendo la que suscribe, un máster sobre el tema, y siendo una de las experiencias formativas más divertidas de mi vida, sin embargo y con mi torpeza habitual, solo conseguí llegar a la conclusión de lo importante que es en las relaciones humanas, aprender y dominar técnicas para manipular con elegancia al personal y llevártelo al huerto.

La cuestión es que la cita se ha concretado y a pesar de los pedimentos y disculpas de ambos, hoy 22 de diciembre, el romance puede iniciarse entre nuestro presidente y el líder de la oposición. A mí me parece que es un poco tarde y las posiciones están más que encontradas, pero también es cierto que puede ser que de repente nazca el amor, o haya un acercamiento frente a lo que sufre cada uno en su casa y tienen que aguantar para poder mantenerse. De ser así, ganaríamos todos, pero aplicando la sinceridad y la lealtad, palabras que hasta ahora usan pero no ejercen. Es Navidad y todo puede ocurrir. Yo, mientras, espero que me toque la lotería y acudiré como cada año a mi cita con los Reyes Magos, que esos nunca me fallan.