En busca de los soldados perdidos

F.L.D. / Burgos
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El reclutamiento de personal de tropa del Ejército se estabiliza tras caer un 50% en apenas una década. Cada vez se buscan perfiles más técnicos y formados

Las pruebas físicas evalúan la resistencia muscular y el tren inferior con el salto sin carrera. - Foto: Valdivielso

En el vestíbulo que da acceso al gimnasio del Centro de Formación y Reclutamiento de la Subdelegación de Defensa cuatro chicos procedentes de Cantabria guardan un silencio nervioso. Al otro lado de la puerta, Thais Vallejo y Carol Ugarte se juegan en la carrera de la Course Nabet una plaza de personal de tropa en las Fuerzas Armadas. Es la última prueba de la fase práctica de un proceso para el que centenares de jóvenes dedican meses e incluso años. El Ejército busca captar soldados tras tiempos difíciles, pues en apenas una década el número de aspirantes ha caído un 50%. 

El porcentaje de 'aptos' en cada convocatoria habla de la dificultad de superar las dos fases del proceso. La primera parte consiste en un concurso de méritos académicos y militares. Después, los aspirantes deben superar una prueba de aptitud psicotécnica que valora las aptitudes verbales, mecánicas y de memoria o el razonamiento abstracto entre otras cosas. Si superan este primer escalón, les espera un reconocimiento y un test físico que mide la potencia del tren inferior a través del salto sin carrera, la resistencia muscular (flexiones y abdominales) y la cardiorespiratoria con la mencionada carrera de ida y vuelta. Esta última es, sin duda, la más temida, tal y como reconocen los candidatos. 

He pedido entrar en Transmisiones pero mi objetivo principal es ser enfermera militar» 
Thais Gallego, aspirante

«Muchos caen en las pruebas físicas. A la primera sólo consiguen superarla un 20% aproximadamente. Muchos pagan la novatada», señala el teniente coronel Vicente Jiménez Mena, quien está al mando del Área de Reclutamiento de la Subdelegación de Defensa en Burgos. Este centro está encargado de seleccionar a personas de la provincia, Soria, País Vasco, La Rioja y Cantabria. Los aspirantes procedentes de esta última Comunidad  suelen ser mayoría, reconoce. 

Jiménez Mena explica que la gran caída de opositores se dio entre 2014 y 2017. Después, se recuperaron y se estabilizaron las cifras para un posterior pico en la pandemia. En esta última década, el principal cambio es que los solicitantes cada vez llegan más formados. «Se están demandando perfiles técnicos, gente de formación profesional experta en sistemas informáticos y de red. Lo que parece evidente es que son menos los que llegan sólo con la ESO, que es el requisito mínimo». 

Quiero ser Guardia Civil y este es el paso previo para poder acceder porque reservan vacantes»
Carol Ugarte, aspirante

La mejora del currículum entre los aspirantes no sólo es por una cuestión de tener más opciones de conseguir plaza, sino también para forjarse una carrera dentro de las Fuerzas Armadas. Bien es cierto que muchos opositan para poder tener más fácil su entrada en cuerpos como la Guardia Civil. Este es el caso de Carol Ugarte, quien no termina de creerse haber conseguido superar las pruebas a la primera. «He estado tres meses a tope. Estaba muy nerviosa al principio, pero nos hemos dado mucha fuerza las dos», señala. 

Se refiere esta joven de apenas 19 años a su compañera Thais Vallejo, la cual también ha conseguido una plaza tras presentarse por segunda vez. En su caso, su deseo es labrarse una carrera como enfermera militar, si bien su primer destino solicitado es el Regimiento de Transmisiones 1. Ahora les toca celebrar que tienen el futuro en sus manos.