La visión cortoplacista con la que todos los gobiernos -da igual su ámbito de competencia- encaran sus mandatos resulta indignante. Y el principal perjudicado de tal pauta no es otro, claro, que el ciudadano. A ministros, consejeros y concejales solo les preocupan los cuatro años que tienen por delante, de tal manera que limitan su gestión a impulsar aquellos proyectos que pueden otorgarles mayores réditos en las siguientes elecciones. Un comportamiento que plantea dos riesgos de extrema gravedad. Por un lado, condena a países, regiones y municipios a enfrentarse al futuro sin un plan a largo plazo. Hace poco en estas páginas los exalcaldes Ángel Olivares y Juan Carlos Aparicio echaban de menos en Burgos un ente -al estilo del antiguo plan estratégico- que reúna a políticos y diferentes colectivos con el fin de diseñar el crecimiento de la capital -en un horizonte temporal amplio- en todos los órdenes, desde el urbanístico al industrial pasando por el cultural y el medioambiental. Y por otro, esa tendencia de los políticos a organizar su agenda solo en función de las citas electorales provoca que muchas iniciativas se lleven a cabo con demasiadas prisas. 

En esta provincia hay sobrados ejemplos de ambos fenómenos. En los años que precedieron a la liberación de la AP-1 ninguno de los dos gobiernos de Rajoy se preocupó de preparar la autopista para cuando se levantaran los peajes, a sabiendas de que el tráfico se iba a multiplicar. La negligencia de los responsables del Ministerio de Fomento de aquellos años es la causa principal de los grandes atascos que se forman en la doble vía. ¿Y todo por qué? Porque en España debería haber un gran pacto de Estado sobre infraestructuras que obligara a los dos partidos que se turnan en el gobierno. Pero como están más pendientes de tirarse los trastos a la cabeza que del ciudadano, pues estos son los efectos. En la ciudad, Daniel de la Rosa quiso correr demasiado con el mercado norte, de manera que la tramitación del expediente ha devenido en una chapuza de tal magnitud que el proyecto está en serio peligro. Hay que pensar más a largo plazo y en estrecha colaboración con el resto de la Corporación.