La Policía Local convence a dueños de 8 bajos para no alquilarlos como chamizos

C.M. / Burgos
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Los funcionarios les alertan de la «grave responsabilidad» en la que incurren, ya que no cumplen con condiciones de seguridad

La existencia de un centenar de locales en la ciudad que se alquilan como chamizos juveniles se ha convertido en un problema de muy difícil solución por los problemas de ruido para los vecinos, seguridad ciudadana y riesgo para los propios inquilinos que generan algunos de ellos.

La Policía Local Administrativa realizó el pasado año un total de 89 intervenciones de las que 57 fueron por ruidos (en 32 casos las mediciones superaron el límite permitido) y 32 por desórdenes públicos. La cifra fue superior a 2014 en el que se registraron 64 intervenciones, 45 por ruido (24 positivas) y 19 por alteración del orden.

Sin embargo, además de las sanciones, los agentes locales han abierto otra vía para intentar su erradicación: las conversaciones con los propietarios de los locales para que no se los alquilen a jóvenes que van a emplearlos como chamizos. Hasta el momento, se ha logrado convencer a los dueños de 8. Desde la Policía son conscientes de que los dueños intentan sacar rentabilidad a los locales cerrados pero les advierten del riesgo que ello supone, dado que no están acondicionados y carecen de medidas de seguridad para su uso como locales de ocio. «Son lugares de reunión pero el problema es que no tienen aislamiento para el ruido, ni las condiciones de seguridad deseables y tampoco baños. Hemos entrado en locales absolutamente deplorables, visto paredes de corcho o poliespan o poliuretano en los techos. Por suerte, en los dos últimos años hemos logrado convencer a algunos propietarios para que cierren el local para ese uso porque es una grave responsabilidad», indicó Carlos Jiménez, de la Policía Local Administrativa.

Y es que en los contratos de alquiler de estos locales figura como único uso el de almacén mientras son empleados como lugares de reunión y ocio sin cumplir con los requisito. Desde la Policía Local son conscientes de que, desde el momento en el que se cierra la puerta, el uso es privado y poco pueden hacer salvo un labor de mediación tanto con los jóvenes como con los propietarios. «Para algunos vecinos ha sido una tragedia tener los bajos de sus viviendas un chamizo e, incluso, se han tenido que marchar a vivir a otro sitio», añadió..

El centenar de chamizos repartidos por diferentes zonas de la ciudad como Los Vadillos, Abad Maluenda o Pablo Casal y también en los polígonos industriales. En general, el foco se centra en una decena de locales que son los más problemáticos y sobre los que se hace un mayor seguimiento. Si a los tres meses no reciben quejas se archiva el expediente. «Hay más de un centenar de locales de este tipo pero muchos de ellos no dan problemas de ruidos o molestias».

Las infracciones por ruidos conllevan multas de 600 a 12.000 euros si son graves y de 12.001 a 600.000 si son muy graves.

La concejala de Sanidad, Lorena de la Fuente, aseguró que el Ayuntamiento colaborará en alertar a los jóvenes de los riesgos derivados del uso de los chamizos.