Así como los Gullit, Van Basten, Rijkaard y compañía encontraron ‘herederos’ en los Van Persie, Sneijder o Robben, la actual generación de jugadores ‘oranje’ necesita reclamar su sitio en la élite… y esta Eurocopa puede ser un buen punto de partida oficial. Los Países Bajos ‘post Koeman’, ahora en las manos de otro ilustre como Frank de Boer, estuvieron fuera de dos grandes citas consecutivas (Euro’16 y Mundial’18) reformando todo el equipo y su eterno 4/3/3 (ahora en un criticado 5/3/2) desde los cimientos, dando galones a jóvenes como De Jong o De Ligt, enésima remesa brillante del Ajax. Wijnaldum, Klaassen y Memphis Depay cierran una plantilla que debe quitarse su vitola de equipo demasiado frío y hacer valer su favoritismo.

Trampa

No obstante, la selección neerlandesa, campeona en el 88, quedó incrustada en un ‘grupo-trampa’. Dentro de los grandes ‘tapados’ de la Euro, la Ucrania de Andrei Shevchenko apunta alto. La generación campeona del mundo sub’20 hace tan solo tres años se mezcla con algunos de los enormes talentos residuales del combinado: Malinovski (Atalanta), Yarmolenko (West Ham) o Zinchenko (City) apadrinan la irrupción de peloteros como Tsyganov, Mykolenko, Konoplin o Supryaga.

Además, hay que tener en cuenta la gran fiabilidad austríaca, una selección sin grandes alardes, sin grandes nombres, sin grandes pretensiones… pero tremendamente competitiva: el polivalente David Alaba, a sus 28 años y ya con ‘pasaporte’ del Real Madrid, es el alma del conjunto de Franco Foda. Sabitzer (Leipzig), Baumgartner (Hoffenheim) o el gigantón Arnautovic, ahora goleando en China, son los puntales de un bloque muy competitivo.