Blanca García Álvarez

De aquí y de allí

Blanca García Álvarez


Más Navidad

29/12/2022

Universitarios que llegan desde Madrid, vitorianos que aterrizan en la estación para una parada que siempre se alarga o portugueses que van y vuelven por nuestras carreteras. En esta época siempre disfruto del movimiento en las casas.

Por la noche, cientos de jóvenes colapsan los baños de sus casas cuando se preparan para salir. Para ellos, tienen más efecto las ganas de celebrar 'con los de siempre' que todas las capas de ropa en la batalla contra el frío burgalés. 

Mientras, por el día, ya nadie felicita la Navidad. Puede ser la pérdida de fe de nuestra sociedad -quizás- o nuestra gran capacidad para dar carpetazo a las fiestas la misma tarde del 25.
Sólo me hizo falta una manzana para pasar de una calle San Lorenzo atestada y disfrutona a unas Llanas donde mi amiga me decía que, para ella,«la Navidad termina el 26». 

Desaparecen de golpe todos esos nietos que llegaron a abrir regalos, a vaciar despensas y a llenar de ruido y color una vida casi de clausura. 

Suelo ser quien echa la persiana de la temporada navideña y abandona la última la casa familiar. Siempre con la sensación de que el vacío que hemos dejado es mayor, más hondo y más difícil de soportar para nuestros mayores que el que encontramos al llegar el día de la Lotería. 

Ya volveremos a la vida normal: sustituiremos las comilonas familiares por tappers en la oficina, las siestas, por cafés y los paseos, por prisas. Mientras, intentemos alargar el cierre, aunque sólo sea por esperar a que la soledad en los mayores se aleje un par días más.