Control férreo del opioide causante en EEUU de una 'epidemia'

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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El fentanilo se usa contra el dolor en cirugías y en Oncología. En el HUBU se guarda en una caja fuerte y en Atención Primaria, varias de sus presentaciones necesitan recetas con visado

La adicción a este medicamento se ha convertido en Estados Unidos en una de las crisis de salud pública más importantes, con decenas de miles de muertos por sobredosis todos los años. - Foto: Alberto Rodrigo

En Estados Unidos hace ya años que se ha convertido en una epidemia. El abuso del fentanilo, un opioide cien veces más fuerte que la morfina y cincuenta más que la heroína, es un auténtico problema de salud pública en aquel país hasta el punto de que su abuso es la primera causa de muerte en adultos. Y es que decenas de miles de personas fallecen todos los años por sobredosis a causa de la adicción a esta sustancia, cuyo uso médico es analgésico. «Se utiliza para dolores graves y severos, nunca para uno de carácter moderado y, por tanto, se ubicaría en la parte más alta de la escala del dolor junto con la morfina. Antes de llegar a utilizarlo en un paciente con dolor crónico se exploran otros analgésicos», explica Blanca Martínez, una de las jefas de sección del servicio de Anestesiología del HUBU. 

«Su inicio de acción es muy rápido, pues en unos pocos minutos, quizás cinco o menos, ya está haciendo efecto. Se usa, como decimos, en el caso de que otros analgésicos y fármacos coadyuvantes no hayan hecho el efecto que se buscaba sobre un dolor concreto. Pero cuando se trata de utilizar anestesia general para controlar el dolor en una intervención quirúrgica y en el postoperatorio es la primera elección y los anestesistas lo utilizamos a diario, ya que en ese caso el paciente está monitorizado de forma permanente y controladas sus constantes», añadió.

En el hospital está estrictamente controlado: se guarda en una caja fuerte y las dosis que se solicitan para los quirófanos deben estar acreditadas y firmadas por el profesional responsable: «En otros medicamentos tiramos las ampollas cuando se han utilizado, pero en este se guardan y si en la farmacia has solicitado 15 te piden las 15 vacías». El fentanilo es un depresor del sistema nervioso central y su consumo produce la desaparición casi inmediata del dolor y una sensación potentísima de euforia y de bienestar. Pero si no se utiliza con control médico, sino como droga de abuso, existe un alto riesgo de que produzca una depresión respiratoria y cardíaca y el paciente fallezca.

Según datos de Sacyl, el consumo anual de envases de fentanilo dispensados en farmacias en Burgos fue el año pasado de 16.142, de los cuales 896 necesitaron de un visado, que es una especie de 'visto bueno' que la Inspección Médica añade a las recetas que se expiden para fármacos o productos sanitarios con alguna singularidad. Así, no solo lleva visado el fentanilo por sus fuertes efectos y la facilidad con la que puede provocar adicción sino también los absorbentes (pañales) pero, en este caso, por razones económicas y de sostenibilidad del sistema. El director del Centro de Información del Medicamento del Colegio de Farmacéuticos, Diego Sánchez, añade que se trata de constatar que se le va a dar el uso que está indicado en la ficha técnica de ese medicamento: «En el caso del fentanilo de liberación inmediata como es el oral o el intranasal está autorizado para el dolor en pacientes oncológicos o postoperatorios». 

En 2021, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas acordaron incorporar este control adicional al de la receta médica y limitar las presentaciones de fentanilo en comprimidos e intranasal (que son de liberación inmediata) exclusivamente a los pacientes con dolor oncológico irruptivo (de gran intensidad y de aparición súbita),  precisamente para evitar problemas como los de Estados Unidos, pero las expertas creen que aquí sería dificilísimo que se diera una situación parecida. «En el peor de los casos, que pudieran salir al mercado negro, por ejemplo, parches indicados para una persona con dolor crónico, la cantidad de sustancia que contienen es muy baja y produce unos efectos secundarios muy duros. Además, se ponen en la piel y la absorción es muy lenta y el riesgo de depresión respiratoria es más raro. A nivel hospitalario es poco menos que imposible», indica Blanca Martínez.

Rodrigo Avello, anestesista, coordinador médico del Hospital Recoletas y responsable de su Unidad del Dolor, se felicita de que España se haya anticipado a un posible problema que pudiera importarse de Estados Unidos y de que se hayan incrementado las medidas de seguridad. Por otro lado, además de tranquilizar a las personas que lo utilizan en parches para sus dolores «porque es absolutamente seguro y los médicos lo pautan correctamente», reflexiona sobre el hecho de que quizás pueda haber infratratamientos «por miedo a la adicción» cuando los opioides son «seguros e imprescindibles en manos expertas». En este sentido, insistió en que el fentanilo tiene un «riesgo mínimo» cuando existen -como es el caso de España- guías clínicas claras y homogéneas para su uso, el abordaje del dolor de una forma multidisciplinar y el control de su dispensación. 

Por su parte, Marta González, directora de Proyecto Hombre Burgos, precisó que aunque no conocen casos de personas adictas ni tienen la percepción de que se esté empezando a utilizar como droga de abuso, sí son conscientes de la existencia de casos puntuales de adicción a la presentación en parches «con prácticas peligrosas como calentarlos de más para que hagan su efecto antes o referir demasiado dolor para conseguir más recetas, pero se trata de casos muy residuales de personas que vienen con un recorrido amplio de consumo de varias sustancias».

Este medicamento, indica la directora técnica del Colegio de Farmacéuticos de Burgos, Belén Villalmanzo, se comercializa en distintas presentaciones: parches transdérmicos, comprimidos bucales y dispositivos intranasales, y es en estas dos últimas, que son las de liberación inmediata, se ha establecido el visado: «Se trata de un medicamento seguro al que el visado le un control añadido». 

Las cifras de los envases dispensados en Burgos han experimentado un cierto descenso desde 2018, al contrario que en el resto del país, que ha ido en aumento. En aquel año fueron 17.709; en 2019,16.434; en 2020 y 2021 las cifras crecieron apenas unos centenares, y el año pasado, como se ha dicho, fueron 16.142, aunque según los profesionales del Colegio de Farmacéuticos, se trata de una disminución que estadísticamente es muy poco significativa.