El 8M exhibe la fractura feminista

GADEA G. UBIERNA
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Podemos, IU y CGT se separaron del grueso de la manifestación casi al final, al grito de «ni un paso atrás en los derechos trans»

La convocatoria oficial concluyó en la Plaza Mayor, donde se juntaron alrededor de 3.000 personas, según datos de la Policía Nacional. En el 2018 y 2019 se congregó a más de 7.000 asistentes. - Foto: Patricia González

Salieron alejados de la cabecera y terminaron de la misma forma: evidenciando la distancia que separa a Podemos y a Izquierda Unida -así como a sus simpatizantes- de la Coordinadora Feminista, agrupación convocante de la manifestación del 8M y abiertamente contraria a la 'ley trans', además de muy crítica con la del 'solo sí es sí'.

Y si en un principio podía haber alguna duda acerca de si era casualidad que hubiera esos metros entre quienes iban detrás de la pancarta de la formación morada -Sin consentimiento es violación. Solo sí es sí- y el resto de las manifestantes, cuando las cerca de 3.000 asistentes que, según la Policía Nacional, caminaban por el Espolón hacia la Plaza Mayor para atender al manifiesto de la Coordinadora, quedó claro que era deliberado. El  feminismo burgalés, o al menos una parte, tenía interés en exhibir la fractura. 

El acto central del Día Internacional de la Mujer comenzó como casi siempre; es decir, con puntualidad y al ritmo de la batucada, aunque con mucha menos gente que en las históricas convocatorias de 2018 y 2019, cuando la participación osciló entre las 7.500 y las 9.000 personas. Se vio a muy pocas familias al completo y de hecho, apenas tardaron diez minutos en desalojar la plaza del Cid. Tampoco se sentía la misma alegría, los ánimos no parecían tan exultantes, aunque las consignas fueron las habituales: 'Hoy, Manolo, hazte la cena solo', 'Si tocan a una nos tocan a todas', 'No nos mires, únete', 'Desnuda o borracha, quiero llegar a casa' o la ya clásica 'Tranquila, hermana, aquí está tu manada'.

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