Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


La Felicidad

14/12/2022

Algunos días del mes de diciembre es cuando mejor se logran trazar ciertos perfiles de la vida sobre la que uno ya está advertido de que va en serio, advertido del empuje de su aliento interminable impidiendo que nada pueda volver atrás. Está a punto de cerrarse el tiempo que marca un año y a punto de iniciarse otro nuevo al que se ve llegar preñado de advertencias, aunque no por eso uno se plantee bajar la cabeza, ni renunciar a la esperanza, ni a la alegría. Aunque se sepa que se trata de una quimera, uno se resiste a negar lo que la gente llama, a veces, 'felicidad' si es que se tuvo la suerte de sentirla los días luminosos; la suerte de no haberla notado lejana en muchos momentos decisivos de la propia vida. Y aunque se sepa que se trata de una quimera, pero además rara vez se la hubiera notado próxima, uno tampoco debiera abandonarse en buscarla aunque solo fuera por no defraudar a los padres que nos engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida; por escapar del pecado de no ser feliz, el peor, según Borges dictaba.

Para el Calígula de Camus, la felicidad estaba en poseer la luna; quería la luna. La felicidad la identificaba con el poseer y con poseer para siempre, pero para otros hombres más sabios de la antigüedad la clave estaba en tener conciencia de su instantaneidad y limitaciones y remitían a encontrarla más allá de nosotros mismos, en la vida pública, en la familiar, en la social. Algo que encaja bien con lo que sucede en estas fechas de Navidad, a pesar de su deterioro por evidentes excesos, y que es acorde con nuestro tiempo contemporáneo en el que a una serie de años, los años 20 del pasado siglo, se les denominó 'felices'. 

Uno de la artistas de aquellos años 'felices', el afroamericano de Chicago Archibald Motley, recogía bien en su pintura la felicidad del instante y de lo cotidiano en el espacio público de la fiesta, de la amistad, de la conversación y de lo que el nuevo tiempo prometía aunque resultó siendo una quimera. Y a la vez que congelaba la vida monástica, austera y serena de un grupo de monjes en su convento, expresaba la pasión por la vida cosmopolita y moderna donde la mujer ya era protagonista (Cócteles, 1926). Cada tiempo y cada uno tenemos un compromiso con la felicidad personal y colectiva. Aunque pudiera ser una quimera.