El arte se eleva al cielo en Hontanas

I.P. / Hontanas
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La antigua torre medieval de la iglesia de La Inmaculada, recuperada en 2018 como museo, muestra obras de Tàpies, Alberti, Ciruelos, Quetglas, Luis Sáez y Saura junto a otras de Cristino, Sacris, Mons y Castaño

Isaac Martínez, Sacris, muestra las dos alegóricas composiciones con las que participa en la exposición. - Foto: Valdivielso

Hontanas es una de las localidades más cosmopolitas del Camino de Santiago. Por su calle Real y aledañas no es difícil encontrar cualquier día peregrinos que lo mismo han partido de Barcelona o Alicante que de Alemania, Corea, Francia o cualquier otro punto del planeta. Llegan exhaustos y la explanada junto a la iglesia de La Inmaculada es uno de los puntos donde se reúnen y cada uno cuenta las experiencias que va acumulando en la ruta jacobea. 

Muchos de esos peregrinos atraviesan la puerta del templo, donde hay habilitada una especie de 'capilla' en la que tienen cabida todas las confesiones religiosas. Junto a este altar, una puerta invita a entrar; una vez dado ese paso, los peregrinos y turistas quedan gratamente sorprendidos al descubrir un espacio museístico donde cada cierto tiempo se montan exposiciones que ocupan la sala de acceso y sus tres alturas. 

Esta torre-museo se recuperó hace 5 años, dejando la piedra vista, la bóveda y sus ventanas originales, tras un trabajo de restauración de ese espacio degradado y oculto. Realmente, era un palomar lleno de suciedad y donde se guardaba el ataúd de la Cofradía. Desde entonces, todo queda a la vista mientras se va ascendiendo a las plantas a través de una estructura metálica y las escaleras de madera.

Las obras reconocibles de María José Castaño.  Las obras reconocibles de María José Castaño. - Foto: Valdivielso

Este verano, de sus paredes cuelgan obras de arte firmadas por una docena de artistas contemporáneos. Todo un lujo para la vista, pero un reto para quienes han organizado la muestra y quienes se han encargado de buscar las piezas. Ese mérito hay que atribuírselo por una parte a la asociación local Fontarache y, por otra al Ayuntamiento y a la galería Artemisa, que porta algunas de las piezas, aunque la gran mayoría son de colecciones particulares. El director de esta, Miguel Ángel Gutiérrez, y Cristino Díez son los comisarios de la muestra.

Abre la exposición en la planta de acceso dos litografías de Rafael Alberti, una de Antoni Tàpies, un par de pequeños cuadros de peces de Cristino pintados sobre cerámica y la escultura de su popular gallo. También en ese espacio se ha dedicado una zona para exponer varias reproducciones de obras relacionadas con el Camino de Santiago, como la Virgen de la Leche y varias figuras del Santiago Apóstol que se encuentran en la Cartuja de Miraflores, así como una pieza que representa a un monje cartujo.

A medida que se avanza por las escaleras, el visitante se va topando con obras de Antonio Saura, Modesto Ciruelos, Juan Mons, Lucio Muñoz o Gerardo Ibáñez. En el segundo nivel expone María José Castaño y el mallorquín Matías Quetglas y en la última altura, Luis Sáez e Isaac Martínez, Sacris. 

Llama la atención la obra de este último, en la línea en la que trabaja últimamente. Se trata de dos composiciones fotográficas alegóricas, de gran formato en las que 'juega' con los molinos eólicos. En una de ellas sustituye las aspas por tres plumas que simbolizan a las aves que mueren golpeadas por esos gigantes en movimiento. Es una crítica social, explica el autor, porque se aborda un tema que suscita debate porque mientras se trata de energías renovables, también se «cobra sus víctimas», añade Sacris. En la otra fotografía vemos al artista irreverente, el que convierte un aerogenerador en la cruz sobre la que está clavado Jesús.

Para Miguel Ángel Gutiérrez, el éxito de esta muestra pone de manifiesto que el arte no tiene fronteras y que hay que apostar por descentralizarlo y llevarlo al medio rural, para contribuir a su promoción y que sea un elemento más que atraiga visitantes. En principio, permanece abierta este mes, pero se pretende prorrogar, aunque hay que contar con la disponibilidad de los voluntarios Fontarache que son quienes la muestran.