Una autopista peatonal

C.M. / Burgos
-

Numerosos conductores atraviesan San Julián sin hacer caso a la señal que indica que solo está reservada para ir a pie tras su reforma. Ha habido ya varios sustos

Los vehículos atraviesan la vía para llegar antes a la calle San Pablo y evitar dar un rodeo. - Foto: Jesús J. Matías

Lo que pretendía ser un nuevo espacio público ganado para los peatones se han convertido en un peligro. Quizás por desconocer que desde abril es peatonal, -aunque hay una señal que prohíbe el tráfico-, o por la fuerza de la costumbre, la calle San Julián se ha convertido en un atajo para ir desde el bulevar hacia San Pablo. Ello está provocando algún que otro susto a los viandantes que transitan por esta vía, a los vecinos cuando salen del portal o del garaje e, incluso, a los clientes de algunos de los comercios. 

Los conductores se han tomado como un hábito atravesar esta vía sin ningún pudor, dado que no hay un bolardo que se lo impida, solo la señal que establece el uso exclusivo para el acceso de vehículos a los garajes o a los autorizados (emergencias). En el extremo de la calle que da a San Pablo se ha colocado un semáforo, de modo que cuando está rojo se llegan a juntar en algunas ocasiones hasta cuatro o cinco vehículos, según ha podido constatar este periódico.

Esta situación está generando malestar entre los residentes, que fueron los que demandaron la peatonalización. Esther Ortiz, que vive en uno de los portales, asegura que mira a ambos lados antes de poner un pie en la calle. «No hay que confiarse».

(Más información, en la edición impresa de hoy miércoles de Diario de Burgos o aquí)