José A. del Cura

Plaza Mayor

José A. del Cura


Sentir Aranda

01/06/2023

Arrancamos junio mirando ya con cierta impaciencia al período vacacional, pero también con un ojo fijo en las pasadas elecciones. Unos comicios históricos en los que no cabe duda ha existido un claro vencedor a orillas del Duero, Sentir Aranda, y que, a falta de tiempo ahora para clarificar el futuro más inmediato de nuestra localidad, toca tratar de explicar. 

Así, no quedaba otra. Aranda necesitaba un cambio. Lo reconocía este pasado domingo la sociedad en las urnas de manera masiva tras cuatro años a la deriva (4.118 votos certificaban la victoria del grupo de Antonio Linaje), y el resultado no podía haber sido otro sino el sucedido. ¿Por qué?, se preguntará usted, querido lector. Trataré de ilustrarle.

Primero porque el gobierno saliente no daba más de sí. Y es que, sin una idea y/o proyecto de ciudad más que el centrado en el mundo del vino (incluso Asemar se encargaba de hacerlo público), su tiempo no podía prolongarse más allá en un mundo tan globalizado y competitivo, y en el que Aranda no puede permitirse el lujo de demorarse más para echar a andar y asegurarse un futuro. Segundo, porque el principal partido de la oposición, desaparecido prácticamente hasta la entrada a la carrera electoral, no podía incentivar en los votantes una llamada a la regeneración con miembros perennes entre sus filas y con recientes y polémicas participaciones en Valladolid aún coleando.

Vista la situación, y compartiendo éstos herencia y legado con los primeros, el resto de partidos tampoco podía traducirse en opción a relevo real. ¿El relato? Sencillo. Por mucho que todos ellos se cargaran de buenas intenciones, su ideología, demasiado marcada, resultaba un gran obstáculo para lograr abarcar al grueso de los votos y asaltar con ello el consistorio. Ahora bien, cabe destacar para cerrar y a pesar de todo que, por mucho que se suela decir de ellos, a estos comicios les ha seguido pesando en exceso la, digamos, lealtad por parte de la ciudadanía a los que llaman 'sus partidos' (la denominada clave nacional). Sólo así puede explicarse que, en sus horas más bajas en Aranda, el suelo de votantes de ciertas opciones haya conseguido mantenerse en cotas tan altas de protagonismo. Más aún, viendo en ellos que, y esto ya no es opinión sino hechos, su trabajo por esta tierra está, más que en debe, en unos claros números rojos…