Los guardianes de un sueño

R. Pérez Barredo / Cebolleros
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Yoli Villarán y Luis Fernández mantienen vivo el castillo de Cebolleros, obra singular que Serafín, el padre de ella, empezó a construir hace 45 años con cantos rodados del río Nela

Los guardianes de un sueño - Foto: Patricia González

Para los no iniciados, la construcción llama la atención desde la carretera: se eleva en un alto, majestuosa, rivalizando con la Tesla, la preciosa e imponente sierra a la que se asoman sus enhiestas almenas. Aunque relativamente cerca están las impresionantes torres de Medina de Pomar, ese alcázar incomparable, o la torre de Lomana, ya camino del Valle de Tobalina, nada se parece al castillo que domina con orgullo el pueblo de Cebolleros. Un castillo más en Castilla, vaya novedad, exclamarán los listillos y los sabelotodo. Error. El castillo de Cebolleros, localidad ubicada en la Merindad de Cuesta Urria, no se parece a nada: es, sencillamente, el producto de un sueño. De un sueño que aún permanece vivo, que no ha terminado todavía, como sucede con los sueños más grandes y poderosos. Serafín Villarán, el hombre que un día decidió construirse un castillo con cantos rodados del río Nela, no pudo ver concluido su anhelo, pero quienes estaban con él -su hija Yoli y su yerno Luis- se conjuraron para hacerlo realidad, y en ello siguen, en culminar esa ensoñación que se antoja increíble y prodigiosa.

La visita al castillo de Cebolleros, llamado de 'Las Cuevas', es gratuita. Se aceptan, eso sí, donativos. Durante los meses de julio y agosto está abierto todos los días por la mañana y por la tarde, y en la planta baja hay bar: uno puede tomarse un cafetito o una cerveza mientras disfruta de cuanto ofrece la fortaleza, que empezó a construirse hace ahora 45 años. Serafín había nacido y crecido en Villarías, pueblecito cercano a Villarcayo. Aún trabajaba en una industria vizcaína cuando empezó a dar forma a su sueño en fines de semana y vacaciones. Le tacharon de loco, claro. Pero él, poco a poco y canto a canto, fue creando de la nada lo que hoy es un reclamo turístico de primera magnitud. Dicen Yoli y Luis, que son hoy los guardianes de este sueño, que sólo el pasado 15 de agosto lo visitaron en torno a 500 personas. Una locura.Vascos, madrileños y catalanes son los que más se acercan a Cebolleros.

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