La calle Briviesca se harta de las reyertas en dos 'after'

FERNÁN LABAJO
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Cada fin de semana hay ruidos, destrozos y suciedad desde las 9 de la mañana, denuncian los vecinos. El domingo hubo una grave agresión. «Fue una batalla campal. Pensábamos que lo mataban. Esto cada vez va a peor y un día va a haber una desgracia»

Imagen de un vídeo que captó una pelea en la calle Briviesca. - Foto: DB

«Fue una batalla campal. Pensábamos que lo mataban. Esto cada vez va a peor y un día va a haber una desgracia». El relato de la espectacular pelea ocurrida en la calle Briviesca el pasado domingo apenas varía entre los vecinos del barrio. Están hartos. Demasiado. Ya no porque sean muchas noches de desvelo por los ruidos de dos bares que hay entre los números 23 y 25. Es que las mañanas son casi peores. Allí se juntan los que se niegan a abandonar la fiesta. Gritos, agresiones, consumo de alcohol y drogas... Un cóctel explosivo que ha colmado el vaso de la paciencia de los residentes, que presencian el «lamentable» espectáculo con indignación e incluso miedo. 

Ya no aguantan más. Se plantan después de lo ocurrido el domingo, cuando esta calle ubicada entre la avenida de La Paz y Las Calzadas se convirtió en un ring de boxeo entre dos grupos. Una reyerta en la que un individuó agarró la barra de una sombrilla de la terraza de uno de los dos bares 'señalados' y golpeó a otro hasta dejarlo semiinconsciente sobre la acera. Hasta siete coches de Policía Nacional y Local y una ambulancia se personaron en el lugar. Allí atendieron a un joven que fue trasladado al HUBU. Eran las 12 del mediodía. 

«Por la noche hay molestias, pero nada comparado con lo que ocurre a partir de las 9 de la mañana. Viene lo mejor de cada casa, especialmente a La Clave», relata una vecino del número 23. Se refiere a un establecimiento que tiene licencia de bar, pero que solo abre de viernes a domingo reconvertido en una especie de 'after hour'. Su clientela no es la habitual a esas horas. No consumen café o croissants. Se estila más el cubata, el calimocho y la cerveza. Y en ese momento, ya llevan unas cuantas de más. 

«Vemos a gente fumando porros a la salida de los portales. Hemos encontrado 'pollos' de cocaína en el suelo. Cada fin de semana la calle parece un vertedero», comenta otra vecina del 23, Cristina, quien afirma no tener «nada en contra de los dos establecimientos», pero considera que«tampoco es de recibo que andemos con miedo, que no tengamos derecho a quejarnos porque, dado el estado de algunos, nos arriesgamos a que nos insulten y nos peguen». 

No sería la primera vez, por otro lado, que esto ocurre (...).

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