El bipartito estudia los usos de la tarjeta ciudadana única

C.M. / Burgos
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PP y Vox retoman la idea planteada por el anterior Ejecutivo en Burgos, aunque el concurso para su implantación se fía a una futura modificación de crédito al tener que redactar el pliego. Cuesta un millón de euros

El objetivo es que la tarjeta se use para autobuses, instalaciones deportivas o bibliotecas. - Foto: Alberto Rodrigo

Hace tiempo que el Ayuntamiento de Burgos quiere implantar una tarjeta única ciudadana con la que poder acceder a diferentes servicios como los autobuses urbanos, reservar las instalaciones deportivas, alquilar una bicicleta de Bicibur, realizar préstamos en las bibliotecas municipales o comprar una entrada para un espectáculo cultural, pero hasta ahora no se ha conseguido.

El actual equipo de Gobierno quiere retomar esta idea para facilitar la relación entre la administración local y los burgaleses y está estudiando las áreas municipales en las que se podría usar, aunque todavía faltan meses para que se pueda convocar el concurso, dado que en los Presupuestos de 2024 no hay partida y tendría que fiarse a una modificación presupuestaria. 

El ejecutivo anterior (PSOE y Cs) contrató a una empresa para realizar un trabajo previo y determinar los servicios susceptibles de poder gestionarse con la tarjeta (se habló de un total de 18) que en la actualidad se está analizando, dado que no convence demasiado. «Se está analizando toda la documentación para ver qué partes se pueden usar para definir los pliegos del futuro concurso, pero con antelación hay que analizar bien los servicios a los que se puede aplicar», según indicaron fuentes municipales. 

Desde la llegada del PP y Vox a la Casa Consistorial siempre han señalado la necesidad de aportar por un «ayuntamiento facilitador» de los trámites y los servicios que se prestan al ciudadano y esta idea podría ser una buena opción para evitar el uso de múltiples tarjetas como en la actualidad. Sin embargo, queda todavía un largo camino por recorrer, dado que primero hay que determinar los usos de la nueva tarjeta única y luego convocar el correspondiente concurso para su implantación a lo largo de uno, dos o tres años.

Coste. Según las previsiones iniciales, supondría un coste cercano al millón de euros. El PSOE y Ciudadanos reservaron en la modificación presupuestaria de 2023 una partida de 410.000 euros con compromisos plurianuales de 350.000 en 2024 y 2025, pero no se llegó a tiempo para poder adjudicar antes del 31 de diciembre, así que la partida pasó a remanente. En su Presupuesto de 2024, el PP y Vox no han fijado partida para esta actuación, pero no descartan incluirlo en una futura modificación de créditos. De hecho, el concurso figura en el Plan de Contratación del Ayuntamiento para este año como un contrato mixto de servicios y suministros por un importe de 915.000 euros y un plazo de ejecución de 34 meses. 

De este modo, desde el equipo de Gobierno evitan dar plazos para su implantación, aunque sí que apuesta por esta nueva prestación enmarcada dentro de la modernización tecnológica y la implantación de la administración electrónica. La idea inicial establecía que la tarjeta ciudadana empezara a funcionar primero para los autobuses urbanos y las bicicletas (en la actualidad hay una para las dos) y poco a poco añadir el resto de los servicios como por ejemplo el aparcamiento del complejo de la Evolución Humana o el acceso restringido al casco histórico. 

Posteriormente, se iría integrando todo lo relacionado con los servicios culturales, las bibliotecas o los centros cívicos y finalmente llegaría a las instalaciones deportivas. La tarjeta por la que finalmente se opte deberá ser compatible con las actuales validadoras de los autobuses urbanos y con el resto de servicios en los que se implantará.