El desmontaje parcial de las fachadas del edificio del número 2 de la calle Cardenal Segura y el incremento de altura de los edificios originales «no tienen acomodo en las previsiones del Plan General de Ordenación Urbana de Burgos y no contribuyen al mantenimiento de las características del Conjunto Histórico y de su estructura urbana y arquitectónica». En esos términos explican desde el Servicio Territorial de Cultura y Turismo la negativa de la Comisión de Patrimonio al derribo de este inmueble ruinoso cuyos propietarios pretenden rehabilitar.

En el mes de enero este periódico dio la voz de alarma sobre el agravamiento del lamentable estado de conservación de esta construcción que se asoma de lleno a la Plaza Mayor y que ofrece una imagen indecente a todo aquel que pasea por el corazón de la ciudad. Su conversión paulatina en un gigantesco palomar había provocado un hundimiento de la cubierta que, tal y como denunció un vecino ante el Ayuntamiento, supone «un peligro para la integridad física de las personas por los posibles desprendimientos que puedan ocasionarse».

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