«Es tentador que te den 1.700 euros/hectárea para renovables»

I.P./ Burgos
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ENTREVISTA| Carlos Gutiérrez Alameda, presidente del Colegio de Ingenieros Agrícolas de España cree que «puede comenzar a ser preocupante la ocupación de fincas rústicas para producir energía solar en vez de cereal»

Carlos Gutiérrez Alameda, presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Agrícolas de España. - Foto: Patricia

Conoce el campo como los propios agricultores, pero sobre todo sabe de su valor, de sus oportunidades y de la evolución del sector de fincas rústicas, un mercado ágil, pero a la vez poco transparente, asegura Carlos Gutiérrez, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Técnicos Agrícolas de España. Todo su saber lo compartió con los alumnos de la Escuela Politécnica Superior de la UBU.

¿Cómo valora el mercado actual de suelo rústico?
Desde un punto de vista bastante real tiene dos características fundamentales; por una parte es un mercado oculto, poco transparente, porque el suelo rústico para cultivos agrarios se vende muchas veces sin que salga al mercado, es decir, no se ve en plataformas o comercializadoras que se venda una finca como sucede con las viviendas, pero, por otra parte, también es muy ágil porque todos los agricultores quieren incrementar su capacidad productiva y en cuanto alguien se entera que se vende alguna tierra, la avidez por seguir incrementando la superficie productiva hace que las adquieran con rapidez. Por eso cuando vamos a tasar y utilizamos el método comparativo no encontramos testigos fiables del precio de venta, y tenemos que acudir a las notarias. 

¿Eso significa que la tierra sigue siendo un valor seguro?
Sí, por supuesto, aunque siempre está la incertidumbre del futuro; el abandono rural puede dar la sensación de que el campo el día de mañana va a estar vacío, pero es algo que no va a ocurrir a medio plazo porque el mercado y la valoración nos está dando cada día información de que es un valor seguro y en cuanto sale una finca a la venta, se vende rápidamente. Esto también tiene que ver con los nuevos modelos agrícolas y lo que se requiere para ser joven agricultor porque no puede contar con una base territorial de menos de 80 ó 90 hectáreas y estas se adquieren por herencia, cesión o compra. Y ese mercado no parece mermar sino que sigue siendo de normalidad, aunque con una diferencia: cada vez son menos agricultores pero con más terrenos. 

¿Cómo valora el precio que se paga actualmente por ese suelo?
El precio va variando con el paso de los años y el terreno se va encareciendo. Las zonas mejores se van demandando cada vez más y el precio sube y las de menos calidad de la provincia o la región no suben tanto e, incluso, quedan aparcadas. Es decir, hay dos factores que influyen en el coste, que el terreno es limitado y que el agricultor cada vez necesita mayor superficie para tener explotaciones rentables. 

En todo caso ¿es exagerado el precio por hectáreas?
Sí. Nosotros decimos que los precios de las rentas son exagerados y siguen subiendo continuamente. Hay zonas en la provincia de Burgos donde se ha pagado hasta 400 euros hectárea de renta en cultivos de secano con rendimientos en torno a 400 y 600 euros, con lo que se están comiendo lo que les dan de ayuda. Es un límite que no se puede seguir sobrepasando porque estamos desrentabilizando la tierra y primando por pagar cuantía importante por no cultivar. No se pueden llegar a esas subastas. Y en cuanto a compras, el precio es más variado, pero en las zonas peores se están pagando no menos de 5.000 euros hectáreas y en las más productivas hasta 12.000 ó 15.000, y en el regadío más. Y lo mismo en el viñedo, nada por debajo de 40.000 euros hectáreas. 

«No es bueno que el precio de renta y compra de suelo rústico siga subiendo, en muchos casos por encima de su  rentabilidad»

 

¿Esta situación puede acabar en una crisis del sector como sucedió con la vivienda?
No, son dos mercados diferentes. En la agricultura siempre va a haber alguien que coja el testigo y siga cultivando. Aunque también depende de la coyuntura de la PAC, imaginemos que de repente quitan las subvenciones y puede haber un parón en el sector que desemboque en un abandono de la tierra, eso sí llevaría a un descenso del precio, pero no se ve nada parecido a corto plazo, no se contempla ese horizonte. 

Sin embargo, el 40% de los propietarios de finca tiene más de 65 años...
Sí, es cierto que hay una población envejecida y poco relevo generacional, pero también es cierto que no hay que tener un gran número de agricultores para colocar toda la oferta de terreno, cualquiera va a coger hectáreas si salen a la venta o se alquilan. 

¿Qué opina del nuevo uso de terrenos agrícolas para instalar eólicos y sobre todo placas solares?
Nosotros tenemos un criterio y nos parece perfecto que se invierta en renovables, pero todo tiene que tener su justa medida; en el caso de la superficie agrícola productiva tenemos un problema con los parques solares. Si estos se colocan en suelo no productivo, perfecto, pero sucede que muchas de esas compañías o inversores están activando al que tiene terrenos agrarios con rentas de 1.400 o 1.700 euros al año cuando igual sus terrenos le dan menos rendimiento; entonces estos acceden a ceder sus fincas para una producción energética en detrimento de una producción agraria que en Burgos y Castilla y León es imprescindible para nuestra economía primaria. Si es un tema puntual no hay más problema, pero si empieza a haber huertos solares por todos los lados nos vamos a encontrar que habrá una merma productiva agraria con la consecuencia que eso puede tener en nuestro mercado de productos alimentarios. 

Puede comenzar a ser preocupante la ocupación de fincas rústicas para producir energía solar en vez de cereal»

 

¿Es preocupante ya?
Actualmente no lo es, pero garantizo que si esto no se habla en las altas esferas políticas, sí será preocupante porque es tentador ofrecer tanto dinero a una persona por hectárea y año y puede ser peligroso para la producción de secano en nuestra región. Además hay que defender este uso agrícola porque aunque el sector está muy denostado por la sociedad y hasta se le acusa de contaminar y demás, no es cierto; el agricultor está sometido a una disciplina normativa tremenda y cumple cien por cien las normas, con cuadernos de campo digitales con todo registrado y controlado. Eso de que el agricultor y ganadero daña al medio ambiente no es cierto.