La protección frente al papiloma llega prácticamente a todas las adolescentes

Angélica González / Burgos
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Sacyl alcanza porcentajes altísimos de vacunación contra el virus que puede causar cáncer uterino a pesar de las dudas que aún genera su implantación y varios casos de reacciones adversas

La infección por el virus del papiloma humano es más frecuente al final de la adolescencia y alrededor de los 20 años. - Foto: Alberto Rodrigo

Su implantación en el año 2008 no estuvo exenta de polémica. La decisión política de incluir en el calendario la vacunación a las adolescentes frente al virus del papiloma humano (VPH) se entendió en algunos sectores sanitarios -incluidas varias sociedades científicas- como una medida que tenía más que ver con lo propagandístico que con su eficiencia. De hecho, el cáncer de cuello de útero, que es una de las más graves consecuencias de esta infección, no se considera un problema de salud pública por su prevalencia, que es el número de casos totales de la enfermedad. Tampoco ayudó a aliviar la polémica que en varios casos las reacciones fueran adversas para la salud de varias adolescentes.

«La eficiencia es que la relación coste-beneficio compense y como médicos sabemos que el virus del papiloma humano produce cáncer de cérvix pero también que es completamente controlable con citologías periódicas. Por eso pensamos que es una vacuna bastante cara para algo que se puede prevenir con citologías», afirmaba  por  aquellas fechas el vocal en Burgos de la Sociedad Castellano-Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria, Pablo Pérez Luengo. Siete años después lo corrobora sin ninguna duda. Y dice más: «La vacuna contra el papiloma es más cara que todas las otras juntas y puede ofrecer a las mujeres una falsa sensación de seguridad por lo que se corre el riesgo de abandonar la práctica de las citologías habituales, que es lo que garantiza la prevención y el control del cáncer. Solo mueren por esta enfermedad las mujeres a las que no hemos podido llegar con esta prueba por diferentes causas como la desinformación o la marginalidad. Y no solo lo mantengo yo sino eminentes expertos en Salud Pública y Epidemiología».

No obstante estas voces -que no cuestionan la vacuna en sí sino la oportunidad de generalizarla y su coste en relación con otros problemas de salud quizás más acuciantes-, la campaña profiláctica de Sacyl ha sido un éxito consiguiendo porcentajes altísimos de niñas que están inmunizadas frente a los dos tipos de virus que causan más del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero. Así, según la Consejería de Sanidad, en 2013 -último año del que ha publicado los datos- se consiguió en la provincia de Burgos la profilaxis en el 97,8% de las crías de 14 años y en los anteriores, las cifras son similares: 96,2% en 2012; 96,3% en 2011 o 97,4% en 2010.

El pasado martes, día 15, finalizó la campaña de vacunación en su primera dosis. La principal novedad que ha incluido la Junta este año es que las niñas que se vacunan son tanto las que cumplen trece años como catorce a lo largo de 2016. De esta forma se cumplen las recomendaciones del Comité Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de rebajar, de forma progresiva, la edad de vacunación desde los catorce años hasta los doce. Por tanto, las nacidas en 2002 o 2003 han recibido  información a través de sus colegios e institutos y ya se están vacunando en los centros de salud.

Para la ginecóloga del Hospital Universitario de Burgos María Guerrero es todo un acierto que se haya adelantado la edad de la vacuna ya que el inicio de las relaciones sexuales está entre los 15 y 16 años. A su juicio, resulta «importantísimo que las adolescentes se vacunen cuanto antes porque, así, su respuesta inmunitaria será mejor». Guerrero explica que incluso hay algunos países que están poniendo la vacuna a los varones -este virus puede provocar también cáncer anal y de pene- y recuerda que el colectivo homosexual masculino es una población de alto riesgo frente al virus.

El VPH es la causa de infección de transmisión sexual más común. Desde Sacyl explican que cualquier persona sexualmente activa puede infectarse en algún momento de su vida, aunque la mayoría de ellas ni siquiera lo sabrá. La infección es más frecuente al final de la adolescencia y alrededor de los veinte años, por lo que las citología actualmente se hacen cada tres años hasta los 35 y, a partir de esa edad, cada cinco.

La mayoría de las enfermedades que produce no causan síntomas y desaparecen solas pero hay algunos tipos de VPH pueden provocar, como ya se ha dicho, cáncer de cuello de útero. También se asocia a otros tumores menos frecuentes (anogenital, orofaríngeo y de pene) y a verrugas genitales y en la parte superior del tracto respiratorio.

No obstante las vacunas, desde Sacyl siguen insistiendo en que, al transmitirse por vía sexual, «el uso del preservativo y la reducción del número de parejas sexuales ayudan a prevenir el contagio de esta  y otras enfermedades».