La escuela en blanco y negro

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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María Dolores Molina, profesora de la Universidad Isabel I, recibe el premio Ángeles Galino a la mejor tesis doctoral sobre Historia de la Educación por una investigación sobre el NO-DO

Imagen de una escuela profesional donde varias jóvenes aprenden electricidad y pintura. Apareció en un noticiario de 1971. - Foto: Archivo Filmoteca Española RTVE

«En la provincia de Córdoba está situado el centro de Formación Profesional Acelerada José Solís Ruiz, en el cual se admiten también señoritas que deseen especializarse en algunas de las enseñanzas que en él se cursan. Los cursos duran 23 semanas y a su final las alumnas reciben un diploma que las acredita como oficiales de tercera en la especialidad por ellas seleccionada. En este centro cordobés, las operarias se han inclinado preferentemente hacia las especializaciones de carácter electromecánico, de instalaciones eléctricas y también de pintura, profesión esta última que no debe causar extrañeza ya que, por instinto, las mujeres... se pintan solas para todo». Es 1971 y sobre las pantallas de todos los cines de España aparecen varias mujeres haciendo cuentas en una pizarra y con mono y brochas. El texto, leído sobre una alegre musiquilla por la masculina voz de cierto engolamiento del gran Matías Prats, que al final de la frase ahoga una ligera risilla, es paradigmático de cómo el NO-DO abordó en sus reportajes e informaciones la educación que se impartía durante el franquismo y cómo lo hizo cuando se trataba de mujeres o de hombres. Así lo recoge la profesora de la Universidad Isabel I (UI1) María Dolores Molina en su tesis doctoral, que recibió el pasado mes de abril el Premio Ángeles Galino a la mejor Tesis Doctoral en Historia de la Educación que otorga la Sociedad Española de Historia de la Educación.

La educación a través del NO-DO (1943-1981) es el título del trabajo galardonado, en el que la autora desgrana qué imagen de la educación formal y no formal del franquismo se ofreció en el principal medio audiovisual de la época, el Noticiario Cinematográfico Español, de obligada emisión en todos los cines antes de que comenzara la película, como bien recuerdan muchas generaciones para las que, en ocasiones, fue el único medio de informarse sobre lo que pasaba en el país y fuera de él, sobre el que pesaba, como en todos los demás, una férrea censura y que ofrecía una imagen idílica del régimen dictatorial de Franco. 

«El NO-DO transmitió una sola realidad y, además, edulcorada, por lo que su utilización como fuente de estudio puede convertirla en poco fiable. Sin embargo, su duración, su exclusividad a la hora de informar sobreviviendo al nacimiento de la televisión y su capacidad de expandirse a todas las capas de la población convirtiéndose en el único medio oficial que tenían algunos ciudadanos para conocer lo que acontecía en España y en el extranjero lo han convertido en un instrumento de construcción de la memoria histórica colectiva y, por ende, en una interesante fuente de información que nos permite conocer la educación de esa época a través de la doctrina y propaganda franquista», explica Molina, que es coordinadora del Grado de Educación Primaria en la UI1 desde el pasado mes de mayo.

El noticiario mostró la realidad bajo un velo que la difuminaba y edulcoraba» 

 

El abordaje académico de la educación en España a través de los medios audiovisuales es bastante reciente, pero Molina ya se había acercado a él tanto en su trabajo de fin de grado, que versó sobre la enseñanza y el aprendizaje de la literatura infantil a través del cine como en el de fin de máster: «En una conversación con mi directora de tesis salió el tema del NO-DO y lo poco explotado que estaba y lo vimos claro», cuenta a este periódico, a la vez que reflexiona sobre la suerte de que todos los números del noticiero estuvieran en línea en la web de RTVE, «lo que facilitó mucho la labor».

La hipótesis de la que partió y que confirmó a lo largo de cuatro años de investigación es que el noticiario mostró la realidad de la educación del franquismo bajo un velo que la difuminaba y la edulcoraba. Se centró su trabajo en la educación no universitaria formal y no formal, por lo que vio todos aquellos reportajes relacionados con preescolar, primaria, FP y enseñanza media y sobre la Sección Femenina, el Frente de Juventudes, Auxilio Social y todas las entidades de la época que se ocupaban de algún tipo de educación. 

«El NO-DO se centró en la visión del régimen, enalteciendo la figura de Franco y de otras autoridades, promocionando obras como las Universidades Laborales, las actividades de la Sección Femenina y del Frente de Juventudes, destacando las funciones asignadas a cada sexo, y mostrando la labor del régimen en la educación formal, sobre todo en la Formación Profesional, ya que fue el nivel educativo que más veces apareció en los reportajes», añade la docente.

Que la FP tuviera esa presencia tan mayoritaria tiene que ver, según Molina, con el hecho de que el noticiario estaba dirigido, principalmente, a las clases de un nivel socioeconómico más bajo, «por lo que su objetivo era que estos jóvenes se matriculasen para conseguir un trabajo y un porvenir».

Le dio muy poca importancia al nivel preescolar hasta los años 70, cuando empezó a hablar de guarderías»

La enseñanza media y la educación preescolar, que se presentaba como benéfico-asistencial, fueron los niveles menos reflejados. La primera porque se consideraba elitista y no al alcance de todo el mundo y la segunda por el rol que el régimen asignó a las mujeres como «esposas, madres, amas de casa y cristianas» y, por tanto, sin necesidad de dejar a las criaturas en el colegio, una realidad que a lo largo de los años sufre una cierta variación ya que, como relata María Dolores Molina, «la mujer trabajadora fue una realidad y su necesidad de centros donde dejar a sus hijos se volvió más latente sobre todo a partir de la década de los 70, momento en el que aumentaron las noticias de guarderías». Para los chicos, el ideal de la educación que contaba el noticiario era el que los convertía, al menos sobre el papel, en «mitad monjes, mitad soldados».

El velo que cubre los reportajes del NO-DO y al que se refiere la investigadora hizo que todas las noticias transmitieran «una imagen familiar, donde los niños eran atendidos de manera adecuada, cariñosa y afectiva, eran correctamente alimentados y no pasaban penurias, situación que contrasta con otros estudios donde acogidos en estas obras narraban los castigos y malos tratos de los cuidadores». Afirma Molina que esto se ve también en la imagen «femenina, elegante y delicada» que se ofrecía de las instructoras de la Sección Femenina «cuando hay muchas tesis doctorales que recogen testimonios directos que cuentan que aquellas mujeres eran todo lo contrario». Como curiosidad, añade que era habitual que los colegios tuvieran las aulas vacías cuando los políticos los visitaban con una cámara del NO-DO detrás.