Puede ser cordero, pero no sabe igual si ha pastado aquí que si viene de Francia o de Canadá. De ahí la importancia de reinvindicar la producción local y de proteger las cada vez menos cabezas de ovino que quedan en la provincia de Burgos, un sector que en solo 10 años ha visto reducidas sus explotaciones en un 30% y al que también le ha afectado el catastrófico año que han vivido los agricultores. Pese a todo, "tiene futuro", según remarca Esteban Martínez, presidente de Asaja Burgos, que ha organizado este sábado en Fresno de Río Tirón una jornada para saborear esta exquisitez de la gastronomía burgalesa y homenajear a los ganaderos que hacen posible disfrutar de un lechazo de Castilla y León.

La organización agraria quiere que el consumidor, cada vez que se siente a la mesa, sepa "valorar" todo el esfuerzo que hay detrás de ese plato, que al ritmo de desaparición de rebaños se va a convertir en un "lujo", opina Martínez. Aún así, se muestra optimista y reconoce que tanto los lechazos como la leche se están a un precio más o menos aceptable en la época actual aunque no llegue a reconocer un trabajo que demanda atención los 365 días de año.

Los vecinos de Fresno de Río Tirón se vuelcan en la organización de esta fiesta reivindicativa, que el sábado a partir de las 13 horas permitirá comer un sabroso guiso de cordero (tiques a 2 euros) procedente de alguna de las 25 cazuelas que van a participar en el concurso. "Es duro ser jurado", bromea el presidente provincial de Asaja, que confirma que contarán con la presencia del líder regional de la organización agraria, Donaciano Dujo, en la vigesimosegunda edición del evento.