El MEH evoluciona y se convierte en una gran ágora cultural de referencia

A.R. / Burgos
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Con el Sistema Atapuerca en conjunto se ha logrado crear un verdadera «seña de identidad» para la ciudad y la región. Es indiscutible su repercusión en la economía y el turismo. Fortalecer el trabajo con la iniciativa privada y la UBU, dos retos

Los más de 15.000 metros cuadrados de superficie que ocupa el Museo de la Evolución Humana dan  idea de su dimensión. Esta realidad, objetiva, se complementa con el diseño subjetivo plasmado por su autor, el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, que lo concibió, acristalado y muy luminoso, «como una oportunidad para pensar sobre nuestro origen y evolución» y que, al mismo tiempo, permitiera «abrir un diálogo con el visitante». Pues bien, cinco años después de su apertura -el 13 de julio de 2010 fue inaugurado por la Reina Sofía- la realidad es que el edificio  ha ido evolucionando, alcanzando las expectativas marcadas.

El gerente del Sistema Atapuerca, Alejandro Sarmiento, recuerda  que el plan museográfico planteaba tres objetivos fundamentales que se han cumplido. El primero, constituir un «centro de referencia» en el mundo de la evolución humana. En segundo lugar, ser una palanca de transformación y de participación ciudadana. A este respecto, destaca «el impacto logrado con la programación impulsada en los dos últimos años,  a través de la transformación de un museo que parte de una misión tradicional -albergar unas colecciones, custodiarlas y conservarlas- al que se añaden propuestas de teatro, literatura, música...». En su opinión, con ello se ha conseguido llegar a un público al que muy probablemente no se hubiera  llegado de otro modo.

Yen paralelo a esto, ha ido aparejado el tercer objetivo, que es del «hacer ciudad y crear participación gracias al desarrollo cultural». Concreta que en esa labor se han volcado tanto él como el director científico del MEH, Juan Luis Arsuaga: «Apostamos por hacer ese tránsito de un espacio estático a un ágora donde tienen cabida todas las manifestaciones de lo humano».

Como prueba de ello alude a que a día de hoy hay un gran número de colectivos, asociaciones y también particulares que contactan con los responsables del MEHpara solicitar espacios. De hecho, se ha pasado de contar con dos espacios expositivos permanentes a cinco. «La gente lo percibe como un espacio abierto, ‘su museo’, un lugar que no sólo tiene 800 amigos ‘oficiales’, sino que hay muchas más personas que se sienten amigos del MEH y perciben que es un sitio divertido donde pasan muchas cosas», apunta Sarmiento.

Tanto es así que también los niños se sienten atraídos por él y participan en los distintos talleres y actividades que se organizan para ellos a lo largo del año. Como ejemplo, el gerente del Sistema Atapuerca alude a que recientemente un pequeño hizo un dibujo con el siguiente mensaje:‘El museo es uno de los sitios más guays de Burgos’.

Otras pruebas de esa «segmentación de públicos» son la organización, con el apoyo del Sistema Atapuerca, del Congreso Mundial de la Asociación Científica Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (UISPP), que tuvo lugar en septiembre de 2014 con un gran eco, así como las campañas de promoción en Madrid, País Vasco o Barcelona. «Pero tampoco nos olvidamos del papel que tenemos que jugar en Burgos», subraya Sarmiento. En este sentido, resalta que se ha conseguido crear una «verdadera seña de identidad» y que el proyecto es fruto de la «convergencia» entre un equipo científico al frente del cual están los tres codirectores, el esfuerzo de la Junta de Castilla y León y el apoyo de la ciudad. «El MEHconstituye unvector de desarrollo para Burgos y se ha logrado crear una marca gracias a la convergencia entre investigación, divulgación y socialización del conocimiento», dice.

Prueba del buen trabajo realizado está que el MEHentró hace año y medio en la lista del Observatorio de la Cultura como uno de los museos con mejor programación.

Iniciativa privada

Otro de los elementos clave en estos años está siendo el trabajo en colaboración con la iniciativa privada como los acuerdos alcanzados con fundaciones como La Caixa, Caja de Burgos u Orange, que han colaborado económicamente; o con empresas como Mahou San Miguel, ACHoteles, Roche Bobois o el Grupo Rice.  

Respecto al impacto económico que puede suponer el Sistema Atapuerca en la ciudad (un reciente estudio de Caja Rural habla de una inyección de 92 millones en seis años y un estudio de Deloitte elaborado en 2011, cuando era director gerente Javier Vicente, reveló que el MEHhabía generado en año y medio 53 millones), Sarmiento no es muy partidario de  hablar en términos cuantitativos: «No podemos justificar la importancia de un proyecto cultural sólo en datos abracadabrantes de visitas o cifras económicas», asegura, aunque hace hincapié en que «es obvia» la importancia del proyecto en la economía y el turismo locales.

Colaboración con la UBU

Por último, subraya la necesidad de seguir incrementado la colaboración entre el Sistema Atapuerca y la UBU y alaba el papel del «fantástico equipo didáctico» que forma parte del proyecto. Sobre este último aspecto, recuerda  que recientemente el MEH fue reconocido con el certificado de excelencia TripAdvisor.