Un plan por la seguridad y contra la confusión en el Camino

R. PÉREZ BARREDO
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El anuncio de un Plan Director del Camino de Santiago Francés vendrá a paliar distintas reivindicaciones que los colectivos jacobeos llevan realizando desde hace lustros

A la salida de Orbaneja hay confusión: un peregrino sigue la flecha amarilla hacia Castañares; el otro, la que indica a Villafría. - Foto: Patricia

Entre la ermita de San Felices de Oca, que se cae a pedazos por un abandono que se antoja secular, y Villafranca Montes de Oca hay un tramo del Camino de Santiago en el que el peregrino poco menos que se juega el pellejo. Amén de sortear los barrizales que puede toparse en ese tramo si ha llovido, lo peliagudo es que debe afrontar un trecho por la cuneta del N-120 en una recta en la que el tráfico es veloz, incluido el pesado. Antoine, treintañero francés que está haciendo la ruta jacobea tras una crisis de pareja, reconoce que entraña peligro afrontar los metros previos a Villafranca: atruenan los camiones que pasan a su lado, llegando casi a zarandearlo. Antes de salir inevitablemente a la calzada ha recorrido varios metros por una senda apenas perceptible, angosta y estrecha, encajada entre los quitamiedos y unos árboles.Es sólo un ejemplo, pero muy representativo, de las necesidades de mejora del trazado que la ruta jacobea presente a su paso por la provincia de Burgos, y que es uno de los objetivos del Plan Director del Camino de Santiago Francés que ha sido presentado esta semana en la capital burgalesa.

Si la integridad del romero es uno de los objetivos primordiales de esta ruta universal, que tiene diferentes 'puntos negros', otro pasa por mejorar la señalización en aras a evitar la confusión que, en no pocos tramos, se da a lo largo del Camino a su paso por la provincia. No en vano, en varios puntos se bifurca la ruta, toda vez que la señalítica de flechas amarillas se ve duplicada, ofreciendo dos posibles vías, como sucede a la salida de Orbaneja Riopico, a la altura de la urbanización del Polvorín: el tramo canónico, el considerado primigenio, apunta en dirección a Villafría rumbo a Burgos transcurriendo por un paisaje industrial; el otro, alternativo, gira a la izquierda, por lo que la entrada a la capital se hace por otro punto, mucho más bonito: se dirige a Castañares y ofrece la posibilidad de adentrarse en la Cabeza de Castilla por la vega del Arlanzón, estos es por Fuentes Blancas.

No es el único tramo en el que esto sucede, y eso es algo contra lo que lleva años peleando la Asociación de Amigos delCamino de Burgos, con su presidente, Jesús Aguirre, a la cabeza. Aunque lo deseable por parte de este colectivo es que el peregrino tome el trazado original, porque los alternativos no lo han sido ni lo serán nunca, una buena información a partir de una señalítica clara redundará en el beneficio de todos.

Gonzalo, un madrileño con crisis existencial, se topa, a la altura del Polvorín, en esa encrucijada: una señal le indica que siga recto; la otra, que gire a la izquierda. Justo cuando se está debatiendo entre uno y otro camino, le alcanza otro romero. Sin decirse nada, aquel sigue por el verdadero Camino Francés mientras que Gonzalo, a quien le informan, dada su confusión, que el tramo alternativo es más bonito que el otro, decide girar a la izquierda rumbo a Castañares con la promesa de alcanzar la capital de Burgos por la vega del Arlanzón.

Este tipo de confusiones se producen también en la propia capital, donde la profusión de flechas amarillas ha pervertido el trazado histórico y vuelto locos a los peregrinos, como tantas veces ha denunciado el colectivo jacobeo, que subraya que el trazado histórico es uno solo y que, como asociación, se ven en la obligación de ser ortodoxos:«El Camino pasa por donde pasa, para bien o para mal. Desde luego, no lo hace por Fuentes Blancas, sino por el polígono, Capiscol y Gamonal», indican. Se hace, pues, imperioso «dar un repaso a todo el trazado del Camino» para intervenir en las zonas de riesgo que pueden poner en peligro la integridad de los peregrinos, que son muchas, y la mejora de la señalización, que además suele verse deteriorada por el tiempo y vandalizada las más de las veces. Senderos paralelos a las carreteras son una de las opciones que se han manejado siempre respecto a la primera problemática.

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