Un clásico que nunca falla

R.E.M. / Villadiego
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Villadiego rebosa de gente un año más con su famosa Feria del Pilar. Con el tiempo como gran aliado, las calles se llenaron para recorrer la muestra de tractores antiguos y los 136 puestos del mercadillo

Mayores y pequeños disfrutaron de la exposición de vehículos históricos, que cada edición renueva sus modelos. - Foto: Jesús J. Matías

Como un clásico que nunca falla se puede definir la Feria del Pilar de Villadiego. Pasan los años y su idilio con el público se mantiene intacto, aunque para la edición de este año se contaba con un tiempo más propio del verano como gran aliado. La zona del mercadillo rebosaba de gente y en algunos tramos costaba moverse, lo que se complementaba con una exposición de tractores, cosechadoras y coches históricos para conquistar a los visitantes.

«Venimos todos los años, ya es como una tradición que tenemos en la familia y que también se lo hemos inculcado a nuestros hijos», explicaban Jorge y Nacho, que llegaban desde Villalbilla de Villadiego. «Nos gusta mucho el campo», afirmaban, mientras miraban las correas de los tractores antiguos de la exposición. Destacaban también el «gran ambiente» que siempre encuentran en la feria y por ello nunca se pierden esta celebración.

Para los propios vecinos de la localidad también supone una verdadera alegría comprobar cada año cómo acuden tantos visitantes. «Esto no esta así a diario», bromeaba Lorenzo. Tomaba una caña sentado en uno de los bares de la plaza mientras veía pasar a cientos y cientos de personas, mientras aseguraba que este era uno de los años que más concurrido estaba.

«¡Anda la que has liado!» o «¡esto pasa por anunciarlo tanto!», le exclamaban unos cuantos vecinos al alcalde, Ángel Carretón, mientras recorría los puestos del mercadillo. Se mostraba especialmente orgulloso de conseguir posicionar este evento como un referente dentro de las ferias de la provincia burgalesa y comentaba que habían batido el récord de vendedores ambulantes al alcanzar los 136. La maquinaria más actual ha desaparecido de la mayoría de estas citas debido a lo que cuesta el transporte y que las formas de cerrar tratos en el sector han cambiado, pero el regidor no descarta que en el futuro lo pueda volver a llevar. De hecho, aunque la fórmula actual está funcionando, desea que de cara a la próxima edición se extienda todo el fin de semana al caer el Día del Pilar en sábado e incorporar así nuevas propuestas.

Legumbres, verduras, frutos secos, embutidos o encurtidos hacían las delicias de los visitantes, que no dudaron en llevarse bolsas llenas de todos estos productos. Hasta las castañas asadas se vendían a buen ritmo a pesar del calor, como aseguraba Ana García, que lleva acudiendo a esta feria un montón de años. Tampoco faltaron las compras en los puestos de bisutería, mimbre o calzado. Y aunque a la hora del vermú se produjo la mayor acumulación de gente, en esta ocasión se detectó que muchos optaron por madrugar y acudir a primera hora para evitar las aglomeraciones que luego se dan. Eso sí, parece que a la mayoría le encanta eso de poder encontrarse y charlar un rato allí con los amigos y conocidos de la comarca.

Toñín Herrero se alza como uno de los grandes responsables del éxito de esta feria y por ello este vecino expresaba su satisfacción por el interés de su exposición de vehículos históricos. «Hay que conservar la feria y mostrar las viejas costumbre», argumentaba. Todos los tractores y cosechadoras arrancan, aunque cada año tienen que hacer algún arreglo para llevarlos al evento en perfectas condiciones. «Son máquinas sin tolva, ya que antiguamente no llevaban e iban con sacos, por lo que esto sirve también para que lo descubra la gente», manifestaba, ya que los más mayores conocerán cómo funcionaba pero los más jóvenes ya están acostumbrados a rodearse de mecanismos mucho más modernos.

Día grande para esta localidad de la comarca Odra-Pisuerga, que demuestra que la feria y el medio rural siguen de moda. ¡Y que dure por muchos más años!