¿Está perdiendo fuelle Burgos?

G. ARCE / Burgos
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Hace dos décadas, la capital estaba inmersa en la creación del complejo de la Evolución, del HUBU, del aeropuerto, del desvío ferroviario; en 2024, los proyectos atascados se acumulan y las actuaciones referentes han desaparecido

Obras del vaciado del aparcamiento de Caballería. - Foto: Patricia

El Burgos de 2024 ya estaba diseñado y en marcha veinte años antes, en 2004, cuando la capital era un hervidero de proyectos urbanísticos llamados a transformarla para afrontar con fortaleza el siglo que arrancaba. Una consulta a la hemeroteca de Diario de Burgos confirma que lo plasmado en el papel prensa entonces se hizo poco a poco realidad, salvo muy contadas excepciones, pero también pone serias dudas sobre si lo que se plantea ahora es el Burgos que se quiere para 2044. De hecho, buena parte de lo que hoy está pendiente no son proyectos nuevos sino los que llevan atascados desde hace dos décadas o incluso desde mucho antes.

'Un año para concretar el futuro'. Así tituló este rotativo la agenda prevista para doce meses, y no exageró ni un ápice. El contexto económico en enero de 2004 era inmejorable para crear ciudad y nada hacía presagiar que en apenas tres años se desataría una crisis económica de dimensión mundial que diezmaría al estratégico sector de la construcción, terminaría con una parte importante del tejido empresarial local y con los dos grandes motores de prosperidad y financiación de la ciudad: las millonarias -hasta entonces- cajas de ahorros. 

En enero de 2004 se estaban cociendo los proyectos de la nueva ciudad surgida en el seno del Plan Estratégico, organismo ya desaparecido que reunió a todas las voces y partes interesadas (administraciones, empresas, entidades políticas, económicas y sociales) y que permitió recopilar, ordenar, priorizar y enriquecer un universo de ideas en torno a la ciudad.

En aquel entonces, el proyecto que más voluntades aglutinaba era la creación del complejo de la Evolución Humana, con un museo a la cabeza que hiciese honor a los logros científicos de la sierra de Atapuerca. Había que culminar los planes de edificación y de contenido del MEH y, sobre todo, su financiación. En enero se esperaba el proyecto definitivo del arquitecto Juan Navarro Baldeweg para la primavera de aquel año.

En paralelo al gran complejo cultural a orillas del Arlanzón, seguía en marcha la confección de lo que sería el futuro Hospital Universitario de Burgos, el HUBU, anunciado en 2001 por el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y que entonces se intuía como un amplio y moderno centro sanitario que tomaría el relevo del vetusto Yagüe, como así fue.

El aeropuerto de Villafría también estaba en marcha en los despachos de las diferentes administraciones implicadas. En su defensa se utilizaba entonces un argumento que se ha repetido a lo largo de los años y que, en realidad, nunca ha permitido sostener esta infraestructura: 'Hay compañías aéreas interesadas en operar desde Burgos...', defendía el alcalde de aquellos años, el popular Juan Carlos Aparicio.

Los dos grandes hitos urbanísticos en los que ya estaba inmersa la ciudad en 2004, el desvío ferroviario y la finalización del anillo de circunvalación, seguían quemando etapas (todavía siguen en ello). Nada se sabía en enero del diseño definitivo de la nueva estación de trenes ni de su ubicación -se barajaban «las inmediaciones» del G-3- y la ronda noroeste, que conecta la carretera de Santander con la autovía Jacobea, estaba aún pendiente de los últimos trámites antes de comenzar las obras.

La capital también era un hervidero de realizaciones más pequeñas y localizadas en barrios, aunque muy necesarias. Estaba en marcha el centro cívico en el monasterio de San Agustín o el albergue de peregrinos en la Casa del Cubo, la principal actuación de cara al Año Jacobeo que comenzaba. También se trabajaba en la remodelación del Palacio de Justicia y se daban los últimos retoques al nuevo edificio de juzgados de la avenida de los Reyes Católicos.

Excepciones. La hemeroteca tampoco perdona lo que no se hizo entonces y que, paradójicamente, sigue coleando ahora.

Por de pronto, se truncó el anunciado aparcamiento subterráneo en Eladio Perlado (hoy Derechos Humanos) y también la remodelación del parque Félix Rodríguez de la Fuente, obra que aún no se ha acometido 20 años después. La reforma de la plaza de Santiago ya había ocupado muchas páginas de prensa entonces y lo sigue haciendo. 

Gamonal afrontaba de la peor manera una etapa de declive urbanístico que se agravó una década después, con los incidentes de enero de 2014, y de la que no ha terminado de salir. Desde entonces, se han peatonalizado Francisco Grandmontagne, Roma y Lavaderos, se ha construido un parking disuasorio, pero el bulevar de la calle Vitoria sigue descartado y persisten los gravísimos problemas de aparcamiento.

En enero de 2004 se escribían estas líneas: «A pocos metros de donde se construirá el aeropuerto está el Parque Tecnológico, que tanto ha reclamado el empresariado burgalés, que también confía en que las excavadoras comiencen su trabajo a lo largo de estos doce meses».

228 meses después, es decir, 19 años más tarde, el Parque Tecnológico ha vuelto a tener máquinas trabajando para avanzar en su urbanización, que aún está muy verde. Paradójicamente, es una de las pocas realizaciones que entraron en marcha a finales de agosto de 2023 y que en este 2024 deben avanzar para estar culminadas en el verano de 2025.

El futuro del antiguo hospital de la Concepción ya era actualidad en 2004. Veinte años después, este edificio histórico y clave para dotar de más vida a la zona sur de la capital, continúa sin uso por parte de la UBU y sin licencia municipal para que el Ministerio de Cultura levante el Archivo Histórico Provincial. 

Algo parecido ocurre con la ampliación del Museo de Burgos; del Palacio de Castilfalé, en Fernán González; la construcción del centro de salud del Silo; la rehabilitación integral del Castillo; o el centro cívico oeste, en San Pedro de la Fuente y Fuentecillas. 

Tampoco las obras en El Parral empezaron en 2023, ni el Mercado Norte provisional abrió sus puertas a tiempo de terminar el año, como se había anunciado a finales del 22. 

Infraestructuras. En 2024, Burgos cuenta con un servicio ferroviario de alta velocidad (solo sentido Madrid) y la ciudad está totalmente circunvalada por carretera y libre del tráfico pesado, dos de los grandes proyectos de 2004. Trabaja en la descarbonización de su casco urbano, limitando los accesos a los vehículos más contaminantes, pero está más desconectada del exterior que nunca.

Europa prima a capitales vecinas (Valladolid, Vitoria, Zaragoza) y Burgos empieza a dejar de ser -al menos sobre el papel- aquel cruce de caminos estratégico del norte de España que tantos réditos empresariales y económicos le dio.

Buena parte de las demandas de aquellos que integraron el Plan Estratégico se centran hoy en la conexión de la capital del Arlanzón con los principales ejes de comunicación por carretera y tren del país, las que conectan directamente con el resto de Europa.

La autovía de Aguilar de Campoo, la de Logroño, los avances definitivos del AVE hacia Vitoria, el nodo logístico en Villafría o el futuro del Tren Directo son las reivindicaciones de este final del primer cuarto de siglo, aunque realmente son actuaciones que pertenecen al siglo pasado. 

En torno a la realización de todas ellas hay un consenso local generalizado, pero las ejecuciones y los plazos de las mismas no dependen de Burgos sino de otros intereses europeos, nacionales y autonómicos que, muchas veces, compiten contra Burgos, y cada vez más.

El Ayuntamiento recupera la idea de elaborar -subcontratando el trabajo a terceros- planes estratégicos (uno para la ciudad y otro para la industria) y un catálogo de proyectos. Lo tendrá francamente difícil para igualar la dimensión y trascendencia de los que se gestaron hace 20 años, en aquel enero cargado de futuro.