Aún quedan cuatro semanas para la celebración de las próximas elecciones municipales, pero ya empieza a notarse en el ambiente de nuevo ese aroma añejo de la política. Un perfume almizclado entre naftalina e interés que quiere tratar de perpetuarse en el tiempo, pero que también, y cada vez con mayor notoriedad, suele parecer dejar indiferente al grueso de la ciudadanía. ¿Por qué? Pues porque ya son muchos años de democracia y porque las promesas incumplidas se sabe que han estado, están, y estarán siempre, a la orden del día. También en lo concerniente a Aranda, lugar que nos ocupa y preocupa.

Se ve pronto. Mismamente en la idea de que a todos los partidos les haya dado ahora por comenzar a hablar de la denominada ronda interna en sus discursos a los medios. Una infraestructura tan vital como necesaria que de llevarse a efecto en este mandato llegaría con casi 20 años de retraso, y que sólo al consistorio se le ha ocurrido anunciar de últimas con un carril por sentido en lugar de dos. 

¿El motivo? Nadie lo sabe. Lo que sí se conoce es que su prolongación existente, la Av. Luis Mateos, por cierto, de dos carriles por barba y viento en popa a toda vela, no deja de ser de momento la única arteria de la ciudad de alta capacidad para los vehículos a motor. Un desatascador de la circulación entre los dos barrios más populosos de la urbe, y un elemento que, de estar completo a día de hoy, habría podido evitar de manera más que eficiente los escollos de tener Aranda levantada cual estado de sitio en el último año. 

Pero bueno, todavía hay esperanza. También para que, por un momento, y casi sin quererlo, a nuestros munícipes les dé por rectificar en su forma. Eso, y pensar que lanzar a Europa este proyecto como elemento dinamizador (con jardines y zonas verdes), y potenciador de la movilidad sostenible (con carriles bici), pueda hacerles captar fondos continentales para la tan de moda Agenda 20/30. En fin. Será por promesas…