Las obras de unión de la N-122 con la A-11 siguen paradas

I.M.L. / Castrillo de la Vega
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La empresa Copcisa formalizó el contrato en agosto, tras un proceso de licitación de otros 6 meses, y desde entonces no se ha visto movimiento alguno en la conexión a la altura de Castrillo de la Vega

En el punto de conexión de la variante de Aranda con estos dos nuevos kilómetros hasta la N-122 no se ven ni máquinas, ni operarios, ni movimiento de tierras. - Foto: I.M.L.

No es la licitación de las obras del tramo entre Castrillo de la Vega y el límite de la provincia de Valladolid -el más retrasado en la culminación de la A-11- pero menos es nada. Eso pensaron los alcaldes de los municipios por los que discurre la N-122 y los usuarios de esta vía convencional al darse a conocer que se iban a construir dos kilómetros de alta capacidad al final de la variante de Aranda para conectarla con la antigua carretera nacional, lo que evitaría pasar por la travesía castrillense.

Seis meses después de que se adjudicasen las obras, sumados a otros seis de la licitación administrativa de estos trabajos, sobre el terreno no se ve movimiento alguno, lo que hace pensar que estos trabajos se van a eternizar en el tiempo. De los 24 meses marcados como plazo de ejecución, ya se ha cumplido una cuarta parte sin que se haya visto movimiento alguno en ese tramo de dos kilómetros. A penas hay un ligero movimiento de tierra y una explanación en lo que hasta ahora era un camino rural al inicio de la carretera BU-V-2031, que es la que conecta Castrillo de la Vega con las  localidades de Adrada de Haza y Hontangas. Ni máquinas, ni operarios sobre el terreno, eso sí.

En las inmediaciones de este punto, lo más cercano es una estación de servicio, donde sus empleados confirman lo que se puede ver sobre el terreno. «Aquí vinieron unos pocos días, con un par de máquinas y dos cuadrillas, pero movieron un poco de tierra, la dejaron planita y desviaron el camino para no dejar sin servicio a las tierras. Nada más», explica uno de los trabajadores de la gasolinera, sin muestra de sorpresa por lo lentas que van las obras. «Para esta rotonda, que encima hicieron mal desde el principio, se tiraron meses sin hacer nada, ya no nos pilla de sorpresa», comenta resignado.

A finales del mes de noviembre, desde el Ministerio de Transportes detallaron a DB que este proyecto se hallaba «en fase previa y necesaria», asegurando que no estaban paradas. Estas mismas fuentes especificaron que entre las labores acometidas o en ejecución figuran una campaña de prospección faunística, la excavación de diversas calicatas con el objetivo de comprobar la capacidad portante del terreno, además del desbroce de toda la zona previo a la excavación de dos obras de drenaje transversal. A esto se suma el jalonamiento del límite exterior de la expropiación de los terrenos, que afectan a 58 hectáreas de más de 200 propietarios en cinco localidades (Castrillo de la Vega, Fuentecén, Fuentelisendo, Haza y Roa de Duero). 

Este tramo de autovía se adjudicó en junio a Copcisa por 15,7 millones de euros.El contrato se formalizó en agosto. Tendrá una longitud de 2.400 metros, con un paso inferior para cruzar la BU-V-2031, donde se proyectará un enlace con Castrillo de la Vega. En el punto de conexión con la N-122 se creará una glorieta en la confluencia de los términos municipales de Haza y Castrillo de la Vega.

El objetivo de este pequeño nuevo tramo de autovía es evitar que el tráfico de largo recorrido atraviese Castrillo de la Viga, reduciendo así la peligrosidad de esta travesía de la N-122 al sacar de ella camiones y mercancías pesadas.