La falta de personal agrava la presión de servicios del HUBU

G.G.U. / Burgos
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Oftalmología, Cirugía Plástica y Traumatología arrastran desde hace meses un déficit que oscila entre dos y cuatro especialistas. Entre los tres acumulan el 40% de la lista de espera

Foto de archivo de Oftalmología, que es uno de los servicios que mayor aumento del número de consultas registra y arrastra déficit de especialistas. - Foto: Alberto Rodrigo

Oftalmología, Cirugía Plástica y Traumatología aportan a las listas de espera del HUBU cuatro de cada diez pacientes, tanto en el caso de quienes aguardan para una cirugía como quienes necesitan una primera consulta. Este hecho no es casual, sino que responde a que son tres de los servicios más presionados del hospital y, a la vez, también se incluyen entre los que arrastran una carencia de personal médico que parece no tener solución. En Oftalmología y en Cirugía Plástica ahora faltan dos especialistas sobre los que, en teoría, deberían trabajar en sendos servicios y en Traumatología el déficit oscila desde hace meses entre dos y cuatro especialistas.

La gerente del HUBU, Ana Lucía Fernández, tildaba en octubre de «crítica» la situación en estos servicios -así como en Anestesiología- por la merma de plantilla y, tres meses después, apenas ha habido cambios para mejor en ninguno de ellos. Las razones que explican esta situación son diferentes en cada caso, pero todas las fuentes consultas coinciden al señalar entre ellas que la dificultad para atraer especialistas es generalizada en todos los servicios del HUBU. 

En Cirugía Plástica, por ejemplo, el complejo asistencial debería ser de interés, dado que es referencia para toda España en la mano, pero le cuesta conseguir médicos. Algo que en el servicio se atribuye a que «hay mucha oferta de trabajo» para la especialidad y que, así, cualquier especialista «tiene dos o tres ofertas» para elegir en cuanto termina la formación como residente. Y Burgos, dicen, no está entre los destinos preferidos. Así, no han conseguido cubrir los dos puestos que tienen vacantes desde hace tiempo, por lo que el trabajo que deberían repartir entre once personas (según plantilla orgánica de Sacyl) lo hacen nueve. «Y, en realidad, la plantilla no recoge la necesidad real, que serían de 14 especialistas, por la carga que tenemos», añaden fuentes no oficiales, en alusión a que asumen operaciones que en otros hospitales haría el servicio de Cirugía Maxilofacial, que en Burgos no hay y que, en general, asumen un volumen de cirugías muy superior al del resto de hospitales con los que puede compararse en la Comunidad. «Lo bueno es que no tenemos previsión de bajas y que, al formar residentes, hacemos tasa de recuperación», afirmaron.

Esta especialidad también es de las que más tiene que competir en la sanidad pública con la privada; algo que también afecta, y mucho, a Traumatología. De hecho, dos especialistas con los que el HUBU contaba para reforzar la plantilla el pasado otoño se marcharon a la sanidad privada en verano con una excedencia. La pérdida de esos dos traumatólogos se juntó con tres bajas por distintos motivos y con varias reducciones de jornada, lo cual obligó a que el trabajo de 22 especialistas tuviera que repartirse entre 16. Y fuentes no oficiales indican que la plantilla no se ha recuperado, porque aunque hay reincorporaciones tras un período de baja, surgen otras nuevas.

Esta circunstancia no es exclusiva de Traumatología, sucede en otros tantos servicios y, de hecho, en Oftalmología del HUBU señalan que esta sucesión de altas y bajas complica la gestión porque «nadie se mueve para cubrir una baja de cuatro meses». Y algo parecido ocurre con las reducciones de jornada; si hay casos en los que se piden dos del 50%, el servicio puede ofrecer un contrato en jornada completa. Si no, es tiempo asistencial imposible de cubrir sin repartir carga de trabajo entre el resto. 

Y esto es algo que, en Oftalmología, ya es difícil, dado que el alargamiento de la esperanza de vida y el atasco generado en la pandemia está provocando un incremento muy importante de las consultas: de 38.000 en 2016 a más de 48.500 en 2022, fecha de los últimos datos oficiales disponibles. La plantilla, en cambio, se ha incrementado sobre el papel en una persona -el servicio ahora puede contratar a un máximo de 23 especialistas- pero están por debajo, con al menos dos oftalmólogos menos de los que deberían tener.

En los tres han conseguido reducir listas de espera (pero con derivaciones a la privada y peonadas también) y, aun así, acumulan 1994 cirugías pendientes y 15.319 primeras consultas, según Sacyl.