«No podemos dejar a sus anchas a quien desinforma en redes»

B.G.R.
-

ENTREVISTA | Periodista y publicista, hace 4 años que se dedica a la divulgación científica a través de YouTube, donde tiene más de 500.000 seguidores. Su secreto, usar un lenguaje claro y dirigirse al público «de tú a tú». Ayer estuvo en la UBU

Rocío Vidal, creadora del canal científico la Gata de Schrödinger. - Foto: Alberto Rodrigo

Autora de varios libros y con la intención de aumentar su bibliografía, Rocío Vidal (1992)  participó ayer en la Universidad de Burgos en una mesa redonda en la que se abordó la creación de contenidos en la red, donde su influencia está reconocida por el interés que despiertan sus vídeos entre los jóvenes. Momentos antes de su intervención, habló con este periódico para contar cómo es su trabajo y su trayectoria como divulgadora científica, además de su percepción de las redes sociales.     

¿Qué le llevó a decantarse por esta vía de comunicación?
Estudié Periodismo y luego me especialicé en periodismo científico. Vi que había un hueco en la sociedad sobre cómo se comunicaba la ciencia a la gente joven en plataformas como Youtube y otro tipo de redes sociales, y que existía interés entre el colectivo. Así empezó todo y cuatro años después aquí seguimos. 

¿Eso significa que la divulgación científica al uso dejaba de lado a ese tipo de público?
Más que nada que todo tipo de contenido y divulgación se tenía que adaptar a las nuevas formas de entretenimiento y comunicación a través de las redes sociales. Más del 85% de los jóvenes se informan en estos canales, por lo tanto hay que estar ahí y, además, nos permite tener una libertad de expresión y de contenido que se agradece mucho.

¿Pero no entraña mucho peligro informarse mediante las redes?
Claro, pero la realidad es la que es. Lo que no podemos hacer es dejar a sus anchas a la gente que desinforma y no dar información de calidad. Ahí está el trabajo de cada uno; tener herramientas, pensamiento crítico para saber cuál es la información fiable y poder distinguir las noticias reales de las fake news.

En su canal aborda un gran abanico temático: religión, conciencia medioambiental, negacionismo...
Soy periodista e intento hacer un contenido de investigación y científico, pero al final ciencia también es algo de actualidad que se basa en datos o la evidencia. Intento desmontar ciertos dogmas o a estafadores de ciertas prácticas. Cuando hablamos de los negacionistas del cambio climático, está bien ver explicar cómo funciona la evidencia para que el público tenga las herramientas para pensar por sí mismo.

¿Se dedica a desmontar bulos?
En parte, sí.

¿Y cuál es el que más le ha costado?
Buf... Hay muchos que son muy complicados. Es como un camino constante, pero todo lo que ha tenido que ver con la covid ha sido muy agotador. Al principio, había gran incertidumbre y era muy complejo. Con los meses, los políticos tomaban medidas arbitrarias y luego llegaron los antivacunas. Ha habido tantas medidas arbitrarias en contra de la ciencia que resultó complicado explicar a la gente la situación.

Los jóvenes pueden ser creadores, pero que nunca lo dejen todo por esa apuesta sin tener una profesión detrás"

¿Qué opina del negacionismo de la violencia de género?
Soy abiertamente feminista, pero no es un tema que trate. Fuera de mi faceta divulgadora, como mujer me parece terrible porque no creo que las personas que lo niegan lo hagan por ignorancia, sino de forma deliberada. Vemos además a representantes políticos como el vicepresidente de Castilla y León, que habló de tragedia familiar en un tuit cuando era un asesinato. Hablar de que la violencia no tiene género me parece ofensivo y muy irresponsable por parte de un cargo público.

Cuenta con más de 500.000 seguidores en YouTube. ¿Cuál es el secreto de ese tirón?
Vivimos en la época de la desinformación y muchas de las cosas que se aprenden a lo largo del día se basan solo en titulares. Sin embargo, también existe una necesidad de profundizar. Mis vídeos duran al menos 15 minutos y eso requiere pararse y una reflexión. No es que la gente no quiera informarse, sino que el ritmo de vida es muy rápido.  

¿Pero la clave es el lenguaje?
Sí. Siempre nos han dicho que la ciencia es casi sagrada y que hay comunicarla desde un altar. Realmente, la ciencia lo es todo y si se habla con un lenguaje llano, de tú a tú y explicas las cosas con rigor pero de forma entretenida, no vas a tener ningún problema y nadie se aburrirá.

¿Ha recibido críticas por parte del mundo científico que pongan en cuestión sus intervenciones?
Siempre las recibo de todos los lados porque toco temas a veces muy delicados. Dentro del mundo científico no, aunque es evidente que existe una brecha generacional en la que personas mayores no entienden lo que hacemos los jóvenes. Las formas de comunicación y los canales cambian, solo hay que adaptarse.

¿Qué consejos da a los jóvenes para hacer un buen uso de las redes?
Necesitamos herramientas propias y entrar a las redes con un sentido crítico de no aceptar cualquier idea que nos venga de fuera. Hay que ser conscientes de que propician que recibamos toda la información que va a confirmar nuestras ideas. Debemos ser críticos porque nos afecta a nosotros como individuos, a la sociedad y a la democracia.

¿Hoy en día cualquier persona puede ser creador de contenido?
Por supuesto. Al final solo hace falta un micro, una cámara y acceso a internet, pero no hay que engañarse porque es un camino muy complicado. Ahora muchos chavales quieren ser Ibai Llanos, pero para eso hay que ser Ibai o una persona que tenga el talento, el carisma, la suerte o el trabajo de llegar ahí. Recomendaría a los jóvenes que estudiasen lo que les gusta y que pueden intentar ser creadores de contenido, pero que nunca lo dejen todo por esa apuesta sin tener una profesión.