"Incluso los fieles de otras confesiones y los no creyentes se preparan para vivir estas fiestas, pensando en cómo encender un atisbo de felicidad", ha señalado el arzobispo, Mario Iceta, justo antes de poner punto y final a su pregón navideño, 'La plenitud de Dios en la fragilidad de un niño', con una invitación a todos los asistentes "a vivir la Navidad con profundidad y alegría". Y no por nada, sino para que, de esta manera, sea posible "acoger a quien nos da el poder para ser hermanos los unos de los otros. Acojamos a los enfermos, abandonados, a los que sufren, a los heridos de la vida... Os deseo una santa y feliz Navidad".

El arzobispo ha protagonizado esta tarde el acto con el que la Fundación Círculo Burgos inaugura las ya inminentes fiestas desde hace lustros; una ocasión que ha aprovechado para hacer un llamamiento a la paz "en toda la creación" y, especialmente, para dos zonas en guerra: "Paz en Ucrania, paz en Gaza e Israel". Pero en su texto, en el que ha hecho una sentida cronología de los principales hitos de las fiestas, también ha insistido en la importancia de una vida con calma interior, para trasladársela también a quienes nos rodean. "Cantamos la paz que solo Dios nos puede otorgar".

Una vez que Iceta ha compartido con las decenas de asistentes su texto, en el que ha habido alusiones a San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el papa Francisco, han subido a las escaleras del Altar Mayor los integrantes de la Coral del Colegio Vadillos, quienes se han llevado un fuerte aplauso nada más aparecer por valientes: han cantando en camiseta de manga corta. La agrupación ganó el concurso navideño de la fundación y se ganó un hueco en el programa, que han clausurado la Orquesta de Cámara Santa Cecilia y la Schola Cantorum.

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