Un arsenal para cazar y desollar animales hace 50.000 años

BELÉN ANTÓN / Hortigüela
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En Cueva Millán se han encontrado cerca de un millar de piezas de industria lítica que ayudará a explicar el tránsito del Paleolítico Medio al Superior

La jornada explicativa sobre el yacimiento suscitó gran interés. - Foto: Patricia

En el tránsito del Paleolítico Medio al Paleolítico Superior, que ocurrió entre hace 40.000 y 50.000 años, se produjo el reemplazo de la especie Neandertal, que durante miles de años ocupó Eurasia, por el Homo Sapiens, nuestra especie, originaria de África. En aquella época se dio casi un choque entre dos mundos, la pérdida de unos modelos de cultura que fueron sustituidos por otros. Un interesante periodo de relevo del que Cueva Millán, en Hortigüela, arroja numerosa e importante información. 

Solamente en su última campaña se han recogido cerca de un millar de piezas líticas y de restos óseos de animales que corresponden a esa época de transición, cuando ambas especies se cruzaron y que permitirá seguir avanzando para dar respuestas a la evolución humana. 

Los hallazgos en este yacimiento, como explica Policarpo Sánchez, director de la campaña de excavación, aportan una industria de transición inédita, nunca antes registrada en la península ibérica. «Además, Cueva Millán es la evidencia más antigua de una industria de transición al paleolítico superior en la península y es la primera industria de transición registrada al sur del valle del Ebro, ya que los escasos ejemplos existentes se encuentran en la cornisa cantábrica», indica el investigador, que ya excavó en este lugar en 2017, 2018 y 2019, año esté ultimo en el que la Junta de Castilla y León decidió vallar el espacio para protegerlo, debido a su singularidad y relevancia. 

Las piezas líticas encontradas corresponden a dos tipos, las que usaban para cazar y las que utilizaban para labores de carnicería, para desguazar a los animales y después comérselos. Son de sílex y cuarcita, materia prima que obtenían en un radio de 10 kilómetros de la cueva y que trabajaban en su interior, como evidencia la gran cantidad de restos hallados procedentes de su fabricación. «Tienen elementos del Paleolítico Medio y del superior, son piezas claras de transición y nos indican que ese remplazo cultural y biológico ha comenzado. La pregunta que buscamos responder con su estudio es compleja, es saber quién las elaboró porque ahora no somos capaces de afirmar si eran Neandertales, Homos Sapiens o por grupos mixtos». 

Los resultados de la campaña de este verano, que comenzó el día 18 y culmina hoy, también indican que Cueva Millán era un campamento estacional. En su interior sus habitantes fabricaban herramientas, elaboraban la comida con fuego y vivían. También a esta escarpada zona llevaban las piezas que cazaban y las transformaban, de hecho se han encontrado numeroso restos óseos de caballos, rebecos y ciervos. «Comían y además el grado de consumo era bastante intensivo. El hueso también lo aprovechaban, abrían las cañas de los más largos para acceder al tuétano, que era un manjar en esa época porque tenía un aporte calórico muy alto», relata Policarpo, que puntualiza que también se han encontrado restos fosilizados de peces de agua dulce, algo muy poco habitual, y que en este caso podrían proceder del Arlanza. 

Algunos de estos aspectos y también la forma en la que han trabajado estos días, lo pudo conocer de la mano de Policarpo Sánchez el público que se acercó el jueves por la tarde a la cueva en una visita explicativa que se había programado. El investigador, que seguirá trabajando en este espacio y en otras cavidades del entorno del Arlanza para continuar desvelando aspectos de esta época de transición, destaca el valor que supone Cueva Millán, como una pieza fundamental del puzle de la evolución humana. «Todo el equipo que trabajamos en este proyecto de investigación y que es multidisciplinar estamos sorprendidos por lo genuino y lo excepcional del yacimiento. Supone una gran oportunidad para nosotros y creemos que nos va a ayudar a explicar como fue el origen del Paleolítico Superior», apostilla. 

Otra de sus singularidades en la ingente cantidad de piezas que contiene y su excelente estado de conservación, y lo más sorprendente, en el primer nivel. «El suelo que pisamos ya esté lleno de materiales arqueológicos, es un suelo de 45.000 años y hemos excavado un metro, hasta los 52.000 años. Todo ello es una época muy importante y de la que estamos obteniendo información fundamental», remata el director de las excavaciones arqueológicas en este yacimiento.