«Tuvimos suerte de que se interesaran por nosotros»

H.Jiménez-B. Antón / Burgos
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Francisco Torres, carretillero en la empresa desde agosto de 2008

Francisco Torres, a bordo de una carretilla. - Foto: Azúa

Las dificultades en la entonces Unopan comenzaron en el 2009, un año después de que se incorporase a la empresa Francisco Torres. «Aparecieron los problemas, pero los económicos, porque trabajo había y no cobrábamos. Fue entonces cuando empezaron a dejar de pagar mensualidades y a hacerlo de manera atrasada. Todo era incertidumbre y llegamos a tener muchas nóminas pendientes de cobro», explica Francisco Torres, que recuerda que vivieron una situación muy difícil a pesar de la cual se mantuvo un buen ambiente de trabajo.

«Cuando entramos en la situación de suspensión de pagos tuvimos la suerte de que el grupo Kronospan se interesara por nosotros y llegara a un acuerdo con los antiguos dueños. Salvó la empresa y salvó muchos empleos, si no, todos nos hubiéramos ido al carajo. No sé si se hubiera cerrado o qué habría pasado con ella», señala el empleado, que lleva en la empresa desde agosto del 2008, pocos meses después de que comenzara a funcionar esta planta de Salas.  

Ahora, Francisco y sus compañeros miran al futuro de una manera diferente. «Desde que ha llegado Kronospan estamos muy bien. No nos falta trabajo y además tenemos la seguridad de que vamos a cobrar cada mes, y no solo eso, en esta nueva etapa también se han creado más puestos de trabajo. Ha sido muy importante para Salas y para su comarca, ya que también hay personas empleadas de pueblos de alrededor, como Quintanar de la Sierra, San Leonardo de Yagüe o Palacios».

Cuando empezaron los rumores del interés de Kronospan por adquirir las plantas del grupo Interbon, sus trabajadores empezaron a ver la luz al final del túnel. «La gente estaba contenta porque veía que había una empresa interesada en sacar esto adelante y que tenía más o menos el futuro resuelto a corto plazo, que iba a poder seguir trabajando, que es lo que queríamos. Ahora ya no vivimos con esa incertidumbre, tenemos una seguridad y venimos al trabajo de otra manera, más a gusto, más contentos», explica el empleado, que destaca el interés de la empresa en que la planta de Salas funcione. «Hay trabajo e incluso se ha ampliado la maquinaria para producir más».

Francisco Torres es carretillero, se encarga de sacar los paquetes de la zona de producción hacía el almacén y también de colocar las etiquetas con el distintivo de Kronospan en cada uno de ellos, con varias referencias distintas. Otra de las labores que desempeña en la planta del polígono San Isidro de Salas es la de cargar los lotes de tablero en los camiones para su posterior distribución.

Lara Romero / Portería

"La llegada de los nuevos dueños fue un gran alivio"

Hay varios casos en el que los dos miembros de la misma pareja trabajan en esta planta y los ingresos de sus casas dependen únicamente de ella por lo que durante meses, cuando ninguno de los dos recibía su nómina, tuvieron que hacer frente a una situación muy complicada. Es el caso de Lara Romero y de su pareja, Ramón, ambos comenzaron en Unopan y allí siguen. «La llegada de Kronospan nos ha dado la vida. Hemos pasado de estar los dos ahí metidos, sin cobrar nada, con hijos, a tener una tranquilidad», explica la empleada, que el pasado 17 de diciembre cumplió 7 años en la empresa.

Lara llegó a Unopan en sus comienzos. «Al principio había mucha ilusión por la fábrica nueva, muchas expectativas, pero según avanzó el tiempo comenzamos a no cobrar y empezó una temporada malísima. No fue agradable, estuvimos siete meses sin cobrar», señala la trabajadora, que sin embargo saca algo positivo de aquella época, la unión entre todos los empleados. «El comportamiento de todos los compañeros fue ejemplar, todo el mundo cumplía. Siempre hubo y hay muy buen ambiente entre nosotros».

«Cuando nos enteramos que una multinacional como Kronospan estaba interesada en comprar la empresa sentimos un gran alivio, fue lo mejor que podía haber pasado. Queríamos trabajar y ver cómo reflotaba la empresa, fue un desahogo porque por momentos pensábamos que nos íbamos todos al paro», explica Lara, que desempeña su trabajo en la portería, abierta todos los días del año. «Recepcionamos los camiones, los pesamos y también controlamos la salida de la mercancía. Por las noches, cuando no entra ni sale mercancía, nos centramos en las labores de vigilancia. También recibimos a las visitas y los pedidos», afirma.

«Kronospan tenía competencia, pero apostó por nosotros, por un equipo joven, y estamos respondiendo. Desde su llegada se han hecho mejoras para producir cada vez más. La fabricación va bien, aunque la construcción no pasa por su mejor momento», cuenta Lara, que recuerda que durante un tiempo de este año se trabajó con quinto turno y que la idea es empezar enero de esta manera. «Ahora estamos contentos. La entrada de Kronospan ha sido muy positiva para Salas y su comarca. La mayoría somos gente joven e incluso alguno de los que trabaja de fuera se ha quedado a vivir en Salas. No ha habido ningún problema y se cobra cada mes».

Rocío Marijuán | Carretillera

"Cuando me llamaron fue como si me tocara la lotería"

Después de medio siglo fabricando válvulas, en otoño del 2011 cerró sus puertas la fábrica Belgicast, de Barbadillo del Mercado, dejando sin trabajo a una veintena de empleados en una mala época para volver a encontrar una ocupación. Algunos de sus trabajadores, la mayoría de Salas, hallaron meses después una nueva oportunidad laboral gracias a la llegada de Kronospan. Rocío Marijuán, que llevaba quince años trabajando en esta empresa, es uno de ellos.

En marzo del año pasado se incorporó a la planta de Salas de los Infantes, su pueblo, tras haber estado algo menos de dos años en paro. «Mandé mi currículum a la planta de Castañares y me citaron para hacer una entrevista. Una semana después me llamaron para hacer una prueba. Estaba muy nerviosa, porque llevaba ya bastante tiempo en paro y lo que quería era poder trabajar», señala Rocío Marijuán, que recuerda que su llegada a Kronospan está ligada con la implantación del quinto turno y que en los días próximos a su incorporación también se hicieron algunas contrataciones más.

Quince días después de haber realizado aquella prueba, recibió la llamada de la empresa para comunicarle que había sido seleccionada para el puesto . «Ese día fue como que me tocó la lotería”, afirma la empleada, que reconoce estar muy contenta con su trabajo y que ha hecho muy buenos amigos dentro de la fábrica de tableros.

Desde su incorporación siempre ha desempeñado la misma labor. «Mi puesto es el de carretillera y flejadora y dos días a la semana cargo camiones», explica Rocío Marijuán, que como sus compañeros está a turnos de mañana, tarde y noche. «Hemos estado un tiempo a cinco turnos, durante dos meses a cuatro, y partir de enero regresaremos», afirma la trabajadora, que reconoce que al principio le costó la dinámica de los turnos pero que enseguida se acostumbró.

De la empresa, Rocío Marijuán destaca la unión de los trabajadores y la buena acogida que tuvo. «El ambiente de trabajo es muy bueno. La mayoría de los empleados es gente joven y algunos muy jóvenes. Antes trabajaba en Barbadillo, a diez kilómetros y ahora estoy contenta de poder trabajar en mi pueblo y a dos minutos de mi casa», explica Rocío, que no vivió en su propia persona la crisis que tuvo Unopan, desde el 2009 hasta la llegada de Kronospan casi cuatro años después, ya que su entrada coincidió con la irrupción de la multinacional austriaca.