El desmarque de Ryanair para retrasar su -aún posible- desembarco en Villafría supone un nuevo revés para un aeródromo que languidece en su destructivo barbecho a la espera de encontrar una solución viable y de futuro.
Solo la actividad de la escuela de pilotos FlyBy y algún chárter esporádico dan vida a un aeropuerto que asume la ausencia de vuelos comerciales el próximo verano. Esta circunstancia se une a la negativa de la compañía irlandesa de establecer dos rutas internacionales entre marzo y octubre de 2024 y tampoco fijará otra conexión al sur de la península durante el verano, tal y como informó este periódico.
Asumido este nuevo contratiempo, ya es seguro que Villafría se quedará sin disfrutar de una campaña específica estival por noveno año consecutivo. Lejos quedan los recuerdos de la ruta inicial con Palma de Mallorca y los diferentes intentos por asentar unos planes turísticos que nunca llegaron a alcanzar todos los objetivos marcados.
La realidad burgalesa contrasta con el movimiento de otros aeropuertos cercanos, aunque cada uno tiene sus circunstancias. Mientras en Logroño celebran la ampliación de los vuelos diarios a Madrid con Air Nostrum (12 a la semana), Santander agasajó en marzo a la pasajera 10 millones de Ryanair.
Según los datos aportados por Aena, gestora de los aeropuertos nacionales, Santander acumula 23 destinos diferentes operados por 7 compañías tras incorporar esta primavera el enlace con Alicante.
Bilbao, con 45 destinos y 23 compañías, sube la apuesta completada por las 6 rutas de San Sebastián, las 8 conexiones aprobadas en Vitoria y los vuelos a Gran Canaria y Madrid desde Pamplona. Difícil hacerse un hueco con semejante oferta a un radio de hora y media en coche.
Los aeropuertos regionales también disfrutan de una posición mucho más favorable que Villafría. Incluso, Salamanca recibirá a aviones de Air Nostrum cinco años después para unir la capital charra con Gran Canaria en una campaña de verano que se une a la apuesta de Volotea para conectar Matacán con Baleares.
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