La Tizona regresa a Cardeña

F.T. / Trespaderne / Burgos
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El abad del Monasterio de San Pedro de Cardeña recoge el galardón que entrega la Asociación Vivar Cuna del Cid en el marco de las XXIII Jornadas Medievales de la localidad

La comitiva, con vecinos vestidos de la época, acompañó a las autoridades hasta la iglesia parroquial, donde se puso el broche a las Jornadas Medievales. - Foto: Ángel Ayala

Según el Cantar de Mío Cid, antes de marchar al destierro valenciano, Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, dejó en el Monasterio de San Pedro de Cardeña, al amparo del abad Sisebuto de Cardeña, a su esposa, Doña Jimena, y a sus hijas. Esta relación y el esfuerzo de la comunidad religiosa a través de los siglos para difundir la figura del Campeador es lo que ha llevado a la Asociación Vivar Cuna de Cid a entregar a ese monasterio, en la persona de su abad, Roberto de la Iglesia, la ‘Tizona 2014’.

La entrega de este símbolo es uno de los actos destacados de las Jornadas Medievales de Vivar del Cid, que se han celebrado con distintas actividades a lo largo de este fin de semana y que culminaron ayer con la entrega de la Tizona, una ofrenda al Cid y con el homenaje, en la legua cero, a las banderas de las ocho provincias por las que discurre el Camino del Destierro. Actos que estuvieron presididos por Rodrigo Díaz de Vivar y su esposa, Jimena, acompañados de sus hijas, tropas y vecinos.

Al frente de la comitiva, que partió de la Casa Consistorial hacia la iglesia de San Miguel, donde se celebraron los actos centrales, estaba la alcalde de la junta administrativa de Vivar del Cid, Esther López, acompañada por el vicepresidente primero de la Diputación, José Ignacio Marín, y alcaldes de la zona, así como representantes de asociaciones cidianas, quienes con sus atuendos medievales pusieron la nota de color a una jornada de exaltación del más ilustre de sus vecinos.

Roberto de la Iglesia recordó que el Cid fue «un caballero cristiano», muy ligado al Monasterio de San Pedro de Cardeña, donde a uno de sus dos claustros, el construido en el siglo XVIII, «le llamamos del Cid porque allí estuvieron las casas que ocupó su familia». También recordó el abad que los restos de Rodrigo Díaz de Vivar reposaron durante ocho siglos en el monasterio. A su muerte en 1099 fue inhumado en la catedral de Valencia, pero en 1102, tras tener que abandonar Jimena Díaz la plaza levantina por la entrada en la ciudad de los almorávides, sus restos fueron trasladados al cenobio de Cardeña, donde permanecieron unos años, hasta que por diferentes vicisitudes buena parte de ellos se repartieron por Europa y en el crucero de la catedral de Burgos.

Desde ese momento se generaron una serie de narraciones, algunas de ellas potenciadas por los propios monjes, vinculando la figura del Campeador con el Monasterio de Cardeña, donde todavía permanecen algunos vestigios cidianos. El abad de Cardeña agradeció la entrega de la ‘Tizona 2014’ en nombre de toda la comunidad religiosa y de todos los monjes que han pasado durante siglos por este cenobio de referencia cidiana. Desde ayer, en un lugar que todavía no tienen decidido, el Monasterio de SanPedro de Cardeña guardará un referencia cidiana más, la réplica de la espada Tizona que recogió su abad.