Miranda tiene 30 yacimientos pero la mayoría no recibe visitas

ARSENIO BESGA / Miranda
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Solo el castillo y una parte de las ruinas de Arce están a la vista. Los expertos reconocen que «no hay dinero para evaluar todo» y advierten de que a veces es más adecuado «protegerlo» sin excavaciones

Solo una pequeña parte de las ruinas situadas en Arce están destapadas, mientras que la zona romana sigue cubierta. - Foto: Patricia

Desde hace siglos, miles de personas han atravesado y se han asentado en lo que hoy se conoce como el término municipal de Miranda. En la actualidad, queda el recuerdo de aquellas antiguas poblaciones, pero, además, hay restos tangibles de su existencia. Eso sí, la mayoría no están abiertos al público y, de hecho, ni tan siquiera pueden observarse a simple vista. Según el arqueólogo Rafael Varón, teniendo en cuenta los registros delAyuntamiento y de la Junta de Castilla y León, en la ciudad del Ebro hay al menos 30 yacimientos, pero solo dos se han musealizado.

Por un lado, se encuentra el castillo, que se reconstruyó hace ya varios años y hoy se alza como uno de los principales atractivos turísticos del municipio. Por otra parte, se hallan las ruinas de Arce Mirapérez, de las que solo un pequeño fragmento está destapado y la inmensa mayoría de su terreno aún permanece cubierto por la tierra. Ahora bien, Varón explica que en otros casos, como la conocida necrópolis tardorromana de Cabriana, «musealizarlo no es una tarea fácil» porque la arena ha hecho que desaparezcan en buena medida los restos arqueológicos. 

En este sentido, el erudito mirandés apunta que «hay que preguntarse si es necesario excavar, porque si no se toca, no se rompe». Por ese motivo, explica que «es mejor conservarlo, es decir, que estén incluidas en un perímetro de protección administrativa a nivel urbanístico». «Musealizar un yacimiento a veces no es tan sencillo, aunque la excavación puede ser interesante en sí misma», sentencia Varón.

Asimismo, el propio arqueólogo comenta que «no podemos poner valor económico al patrimonio» de la ciudad, dado que, según dice, «el valor de los contextos y de la información que se recoge trascienden lo económico». Eso sí, el respaldo financiero es imprescindible para poder desarrollar las investigaciones. Sobre ello,Varón reconoce que «no hay tanto dinero para evaluar todos los yacimientos arqueológicos en Miranda», pero añade que «tampoco en Burgos, ni en Castilla y León, ni en el mundo». Por tanto, no considera que este patrimonio de la ciudad del Ebro esté abandonado, pues cree que «está inventariado y está protegido, que es hasta donde puede llegar la administración».

Unido a ello, también recuerda que en torno al 95% de las investigaciones arqueológicas en España vienen dadas por «la gestión del patrimonio». Es decir, el caso más habitual se da cuando antes de ejecutar unas obras se halla algún fragmento antiguo y ese puede alzarse como el desencadenante de las futuras prospecciones, pruebas, estudios y excavaciones. Por ejemplo, Varón recuerda que así ocurrió en Ircio, donde hallaron pequeños yacimientos, los catalogaron y algunos se eliminaron en su dimensión tangible, pero dejando siempre constancia documental.

Una comarca con historia. El castillo de Treviño, el subsuelo de la ermita de Nuestra Señora de Uralde o los restos medievales de La Puebla de Arganzón son solo algunos ejemplos de las decenas de yacimientos arqueológicos que tiene la comarca de Miranda y, más concretamente, el enclave de Treviño. Algunos se investigaron en el pasado y en otros aún se está trabajando hoy. Así ocurre en la cantera más antigua de toda la Península Ibérica, situada en Grandíval. Allí, el geólogo Andoni Tarriño acumula varias campañas extrayendo sílex y demostrando que se alza como el principal punto de provisión de herramientas durante el neolítico en el norte de España.

Unido a ello, hacia el interior de la provincia también hay una gran riqueza histórica. Por ejemplo, la necrópolis de Villanueva Soportilla, con 1.000 años de antigüedad, no necesita ni presentación. Asimismo, como en Treviño, en la actualidad se trabaja para desenmascarar otros secretos de esta zona. Sin ir más lejos, en Pancorbo el investigador de la UPV Juan Antonio Quirós y su equipo han descubierto una ocupación que data de la edad de bronce y, tras 4.000 años,  han visto como la estampa ha evolucionado con cada siglo. De hecho, recientemente constataron la existencia de una judería y ahora  trabajan para datar los restos de un cementerio infantil, que parecen ser del año 2.000 antes de Cristo.