Una torre de Babel en la calle

ALMUDENA SANZ
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La Escuela Oficial de Idiomas celebrará el Día del Libro con una 'liberación' de novelas en español, inglés, francés, alemán, italiano y ruso para fomentar la lectura y promocionar el centro

Carmen Arnaiz, bibliotecaria y profesora de francés, prepara los ejemplares que se dejarán por distintos puntos de la ciudad desde el viernes 21. - Foto: Alberto Rodrigo

Leer Cincuenta sombras de Grey en francés o, lo que es lo mismo, Cinquante nuances de Grey; Alicia en el País de las Maravillas, en inglés, dícese Alice in Wonderland; o las crónicas de Leonardo Sciascia en italiano, léase Cronachette. Basta con sentarse en el banco adecuado o pasar con la bici por la plaza precisa para acercarse a la lengua de Molière, Shakespeare o Dante. La Escuela Oficial de Idiomas de Burgos convertirá la calle en una torre de Babel con la liberación de novelas en distintos idiomas, francés, inglés, italiano, español, alemán o ruso, para celebrar el Día del Libro. Una treintena de obras de todas las que donan al centro a lo largo del curso se repartirán por los barrios de la ciudad prestas a ser cogidas por cualquier vecino, leerlas y devolverlas al mismo lugar o a otro para que nuevos lectores puedan adentrarse en sus aventuras. Los volúmenes empezarán a soltarse el viernes 21 y el resto de ejemplares se regalarán en la propia biblioteca en la ya tradicional feria que se orquesta también en torno a esas fechas. 

La iniciativa, que pondrán en marcha todos los centros de Castilla y León, se enmarca en la fiesta del 23 de abril y tiene como objetivos el fomento de la lectura en distintos idiomas y la promoción de estos estudios, que mantienen abierto el plazo de matrícula hasta el 5 de mayo. Para que nadie se pierda, todos los tomos llevarán un marcapáginas con la información esencial y los datos que encaminen los pasos hacia estas instalaciones, situadas en la calle Batalla de Villalar. 

«Se trata de buscar un libro, leerlo y dejarlo. Y antes hacerse una foto para las redes sociales. Queremos que rueden, que la gente se acostumbre a compartirlos. Los tenemos almacenados en nuestras bibliotecas y muchas veces se quedan ahí», expone Carmen Arnaiz, bibliotecaria y profesora de francés, quien aventura igualmente la posibilidad de que alguien se anime a tocar a las puertas del centro para aprender la lengua en la que está escrito ese libro que se ha encontrado o para desempolvar un idioma que aprendió hace mucho tiempo y ha olvidado. 

Arnaiz, que lleva años al frente de la biblioteca, confirma que cada vez se lee más. «Los profesores estamos muy involucrados y nos esforzamos por hacer que vean cuánto se puede avanzar en el aprendizaje de un idioma con la lectura», remarca mientras pasea por las estanterías e indica las distintas propuestas de animación, como listas de títulos recomendados por niveles, una mesa con las novedades a la entrada o sugerencias de los propios alumnos en coloridos pósit. 

A esta batería se suma esta liberación de libros, un fenómeno viejo, nacido en 2001 en Estados Unidos, bautizado como bookcrossing, con una página web donde se catalogan los volúmenes para seguir su pista por el mundo. En este caso van por libre, sin corsés y se saltan este paso. No hace falta registrar nada. Solo hacer rular las historias encerradas en Douce nuit, de Mary Higgins Clark; La chambre du fond, de Jean-Jacques Gautier; Colocataires, de Danielle Steel; Sophie's World, de Jostein Gaarder...