El quinto asalto

Diego Izco (SPC)
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Vinícius-Araújo, el duelo más 'top' de nuestro fútbol, se reedita mañana en el Spotify Camp Nou

El quinto asalto

Las presentaciones individuales nunca están de sobra en su caso. En la esquina izquierda, con un peso de 82 kilos y una altura de 1,88 metros, Ronald Araújo. El 'Monstruo de Rivera', un central perfecto para ese fútbol moderno en el que no hace falta tanto sentido táctico o técnico como una fortaleza física descomunal (están él, Militao, Upamecano, Koulibaly…). En la esquina derecha, con un peso de 73 kilos y una altura de 1,76 metros, Vinícius Júnior. El 'Genio de Sao Gonçalo', el futbolista más desequilibrante del planeta en espacios cortos, el tipo que era «casi perfecto» porque le faltaba tomar buenas decisiones en los últimos metros… y ya las toma. Cruzan miradas mientras escuchan las últimas indicaciones de sus entrenadores. Y piensan en cómo han llegado a este quinto asalto. 

Araújo era el jugador que quería jugar «donde sea… con tal de jugar». Fue educado como delantero centro en Uruguay, pero en el Barça -adonde llegó con 19 años- hubo que 'lavarle' el cerebro y construir un nuevo futbolista: sus condiciones físicas eran superlativas, pero tácticamente era necesario trabajar mucho el trozo de carbón hasta sacar el diamante y pulirlo. El exceso de lo primero compensó el defecto de lo segundo: Ronald Koeman lo incorporó al primer equipo después de apenas 44 partidos de 'formación' en el filial y Xavi Hernández lo hizo fundamental en su esquema.

¿Qué hace una 'bestia' como él encerrada en la banda derecha? En el caso de este 'combate', puras exigencias del guion. Pero no es un puesto que se le haga extraño: Xavi no cree en Sergi Roberto como lateral derecho -hasta el punto de dar pábulo y validez a la estrambótica recuperación de Dani  Alves a los 38 años-. Y el técnico es consciente de que por ese carril han pasado recientemente jugadores sin pena ni gloria (Douglas, Semedo, Vidal, Wagué, Emerson o Dest). Araújo era la solución puntual, no la norma: el Barça de estilo dominador necesitaba carrileros con empuje, llegada y buen pie para incorporarse puntualmente al mediocampo -o al ataque- y combinar. Y el uruguayo no encajaba en ninguna de las tres categorías… pero sí en la de marcador implacable. Y ese potencial había que exprimirlo. 

La evolución de 'Vini'

Vinícius hizo de la velocidad y el regate un modo de vida, como si fuese algo sencillo (en realidad, es de lo más complicado que se puede combinar -habilidad y fugacidad- en un campo de fútbol). Pocos futbolistas hay en el planeta, tal vez ninguno, que tengan esa capacidad para desequilibrar en el uno contra uno. Un don que llevó a un niño de 17 años (2018) a Madrid a cambio de 45 millones. 

El proceso de reeducación del brasileño fue más psicológico que futbolístico: lo tenía todo (en su última temporada en el Flamengo había logrado 10 goles y tres asistencias en 31 partidos), pero lo olvidó en la capital de España hasta convertirse en un 'meme'. El niño fallón. El 'triatleta' (corre mucho, unas bicicletas… y luego nada). Pero Zidane primero y Ancelotti después manosearon la arcilla. Y Vinícius explotó en la pasada 21/22: logró 22 goles (siete más que en las tres  anteriores combinadas) y, de repente, se convirtió en alguien realmente peligroso.    Había que buscar un antídoto para un tipo tan letal.

 

Las cuatro 'batallas'

'Vini' y Ronald siguen mirándose fijamente. Será el quinto mano a mano en la banda. Xavi escarmentó tras la Supercopa de 2022, en la que lo emparejó con Alves y el '20' merengue lo quebró una y 1.000 veces. En el siguiente enfrentamiento, apenas dos meses después, sorprendió dándole el lateral derecho a Araújo, su mejor central. Y funcionó. La zancada del uruguayo y su capacidad para 'meter cuerpo' (donde tiene clara ventaja sobre Vinícius) anuló al atacante: 0-4 en el Bernabéu… incluyendo un gol del 'charrúa'. 

Desde entonces, cada vez que ambos se han medido, el azulgrana se ha escorado buscando el mano a mano con el brasileño, saliendo vencedor de cada asalto. Ganó el de pretemporada en Las Vegas, en 60 minutos de clara superioridad desde la que se permitió incluso alguna salida portentosa por el carril regateando a 'Vini'; ganó el de la Supercopa de España, una final (1-3) en la que el impacto del extremo merengue fue mínimo («Precipitado en todas sus acciones y sin ningún acierto», describió Marca) y Araújo terminó eufórico gritando aquello de «¡Es el comienzo de una nueva era!»; y ganó el del último clásico en el feudo blanco, la ida de las semifinales de la Copa del Rey (0-1), en la que al Barcelona le faltaba medio arsenal ofensivo (Lewandowski, Pedri y Dembélé) y tuvo que ponerse a defender… tarea en la que el '4' blaugrana fue determinante: desquició tanto a Vinícius que este se alejó del costado izquierdo, buscando tener algo de protagonismo por el centro. La única victoria del Real Madrid en los últimos cinco partidos (3-1, novena jornada de LaLiga) coincidió con una baja por lesión central de Rivera.