La bonanza de la DO Ribera del Duero no sólo se refleja en el nivel de venta de sus vinos, tiene su traslación al precio del origen de su materia prima. El valor de las tierras sembradas de viñedo mantiene una línea ascendente durante los últimos años hasta rozar los 50.000 euros de media por hectárea, en contraposición con otras zonas vitivinícolas como La Rioja, principal competidor de los tinto ribereños, donde el precio medio supera por poco los 41.000 euros y acumula varios ejercicios de caída constante. De hecho, en el marco de la comunidad autónoma castellanoleonesa, es el territorio ribereño el que destaca muy por encima de otras comarcas vitivinícolas en lo que al valor de sus plantaciones se refiere, quedando el precio de la hectárea en esas algo por encima de los 20.000 euros.
Estas cifras son las que manejan en las pocas firmas inmobiliarias que cuentan con agentes especializados en el ámbito de las bodegas y el viñedo, que apuntan al incremento de la demanda de plantaciones para justificar la curva ascendente de estos precios. Mientras que la oferta de elaboradoras a la venta es más bien escasa, contrasta con el interés por adquirir viñedos en esta DO. «En la Ribera del Duero hay más demanda que oferta, por lo limitado de la extensión y porque el viñedo es de muy alta calidad», apunta Ángel Garrote Ruiz de Temiño, de Vino de los Ángeles, que confirma que el precio medio por hectárea es de 50.000 euros, que ronda la mitad del que se maneja en el territorio riojano para los viñedos de calidad media y alta. «Aquí es difícil poder adquirir, porque hay poco y muy demandado», insiste, por lo que aquellas bodegas que cuentan con terreno en el pack de venta son las que tienen mejor salida.
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