El retorno del 'niño 100'

Diego Izco (SPC)
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Mudryk, en un encuentro con el Chelsea. - Foto: Reuters

El titular exacto habría sido «El regreso (o no) del niño de los 100 millones», y aún concretando más, «los 70 millones más 30 en variables», pero yendo al redondeo y al pronóstico, es suficiente: Mudryk ya jugó Champions este año en el Bernabéu y a pesar de que antes había dado pinceladas, allí maravilló al planeta en apenas 71 minutos. 

La velocidad y el despliegue, el descaro ante figuras a las que idolatraba, la sencillez con la que llegaba a pelotas imposibles y ponía en aprietos a la zaga merengue... y todo desde el modesto y desestructurado Shakhtar Donetsk, aquel equipo que en su día fue un puñado de grandes intenciones más seis brasileños y hoy es un club en el exilio. 

No marcó en Madrid a pesar de una exhibición notable, pero sí finalizó la primera fase de grupos con tres goles y dos asistencias, lo que terminó sumando a los siete tantos y seis pases de gol en los 12 partidos que disputó en la Premier de Ucrania. En Londres añadieron la tercera variable (la de los 22 años recién cumplidos) y se lanzaron a por el 'niño de oro' del fútbol que vino del Este. 

Concretamente de una pequeña ciudad a camino entre Poltava y Járkov, dos nombres que no aparecen en las páginas deportivas pero sí en las internacionales: han sido dos focos habituales del bombardeo ruso. Su fe en sus posibilidades forjó al futbolista, mientras su fe en Dios (es cristiano ortodoxo y «Solo Jesús» es el tatuaje del que más orgulloso está) ha salvado muchas veces a la persona. 

Mykhailo, un 'diez' rubio y atlético que parece sacado de una carpeta adolescente, se convirtió este mercado invernal en el tercer fichaje más caro de la historia del Chelsea tras el de Enzo Fernández (también 'pescado' del Benfica en la misma ventana) y el de Lukaku en verano de 2021. «Puede llegar hasta donde él quiera -aseguraba Igor Jovicevic, presidente del Shakhtar-. Su ambición es ilimitada. Tiene más argumentos ofensivos que Vinícius». Una descripción ambiciosa (como poco) y fuera de mercado, pero que elevó la cotización del muchacho: en el momento de su fichaje, Transfermarkt le otorgaba una cotización de 55 millones de euros.   

Presión y problemas

No todo ha ido bien desde su llegada a Londres. Casi nada, de hecho. La presión sobre el 'golden boy' ucraniano ha sido brutal. El peligro de 'inflacionar' el mercado de forma tan brutal tiene esa cara b: los futbolistas sienten el peso de los millones sobre su espalda… y solo las figuras contrastadas son capaces de moverlos con aparente sencillez. 

Mudryk, sin embargo, no parece (de momento) uno de ellos. Aún no ha disputado ni un duelo entero con el Chelsea, solo fue titular en cinco ocasiones -de 13 choques que ha jugado el cuadro británico desde que lo firmó-, no ha marcado, solo ha entregado una asistencia y su media de minutos por duelo apenas alcanza los 33.

Por si fuera poca la escasa producción deportiva, ya acumula dos polémicas agrias en sus redes sociales, escrutadas con especial saña en la acidez de la prensa sensacionalista inglesa: la primera, por culpa de un vídeo en el que se mofaba del Arsenal (su pretendiente en puja con el Chelsea durante el mercado de invierno); la segunda, debido a otro vídeo en el que cantaba una canción del rapero Lil Baby en la que se menciona la palabra 'Nigga' (un 'negrata' con tintes racistas). De ambos callejones salió pidiendo disculpas, pero de momento la pelota no le vale como argumento para callar bocas y salir del atolladero. 

Graham Potter, un entrenador de perfil conservador, no tomó riesgos con el atacante. La llegada de Frank Lampard podría abrirle las puertas de una nueva oportunidad, la de reivindicarse y justificar por qué el conjunto de Stamford Bridge decidió pagar semejante 'pastizal' por un tipo con todo por demostrar. Con unos 'blues' francamente menores (undécimos en la Premier) y una opción real de que asuman el bloque bajo y el contragolpe, el muchacho que casi incendia el Bernabéu y vuela por encima de los 35 kilómetros por hora sueña con su minuto de gloria.