Un burgalés abre camino en Francia

L.M.
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Javier García López es uno de los primeros maquinistas de Renfe que conducirá a partir de este verano los AVE hasta Lyon y Marsella, todo un hito en la historia del ferrocarril español

La mayor dificultad de esta nueva etapa laboral en la vida de Javier García está siendo el dominio del francés. - Foto: DB

A día de hoy, los trenes AVE del operador ferroviario Renfe solo se adentran en suelo francés hasta la ciudad de Perpiñán. A partir de este verano, la marca comercial española empezará a ofrecer un servicio entre Barcelona y Lyon y otro entre la Ciudad Condal y Marsella, un paso gigante e histórico en la trayectoria de la entidad pública empresarial.

Uno de los primeros maquinistas que pilotarán los convoyes de alta velocidad por tierras francesas será el burgalés Javier García López, con una dilatada trayectoria en la compañía y que ultima su preparación en su nuevo entorno de trabajo. «De primeras nos hemos formado tres compañeros para luego enseñar al resto del personal español», explica. Durante su etapa de estudiante de Arquitectura Técnica en la Universidad de Burgos, García se interesó por un curso para entrar dentro de Renfe. Una vez con su plaza en Barcelona, en 2008, estuvo primero en grandes líneas para posteriormente pasar un lustro en los Cercanías. Desde 2016 está al mando de los AVE que conectan Barcelona con Perpiñán. «Hace unas semanas arrancamos con trenes de prueba para coger experiencia», indica.

El 16 de enero completaron el primer viaje -sin pasajeros- hasta Lyon, aunque también han probado la línea hasta Marsella. «El sentido de circulación es por la izquierda», apunta. En España por norma se conduce por la derecha salvo en varias excepciones -entre Miranda y Burgos es una de ellas-. Además de la marcha, el idioma es quizás la principal barrera que ha tenido que superar. «Es la dificultad más notable. Estoy poniéndome las pilas con el francés. Nos piden un nivel B1 para conducir y un B2 para formar al resto de trabajadores», explica.Y es que las comunicaciones con la base de mando una vez se atraviesan los Pirineos se han de realizar en el idioma galo. «Hablan muy rápido», indica.

El sistema de seguridad, al contrario que en el transporte aéreo, donde se encuentra estandarizado, es distinto según el país. «Las señales, tanto para trazados convencionales como de alta velocidad, son muy diferentes a las españolas», apunta.

Ruptura. Hasta mediados de diciembre Renfe y su homóloga en el país vecino, SNCF, operaban un servicio internacional conjunto entre Barcelona y París. Sin embargo, hace ahora un año el operador francés decidió resolver de forma unilateral el contrato, lo que dejó el vía libre al operador español.

Los cerca de 650 kilómetros que separan la Ciudad Condal y Lyon se completarán, una vez entre en funcionamiento el servicio comercial, en 5 horas. El viaje hasta Marsella será 30 minutos más corto ya que la distancia es menor, 450 kilómetros. «En un mismo trayecto empleamos cuatro reglamentos distintos. Para mi es todo un reto. Hay que estar muy atentos y cambiar el chip rápidamente», sentencia este burgalés, pionero en abrir camino en Francia.

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