Heroína para la biblioteca de Vilviestre

P.C.P.
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Hermelo Molero publica la segunda novela de la saga basada en sus experiencias policiales como jefe del grupo de drogas de la Ertzaina de Bilbao

El ertzaina Hermelo Molero, con su nueva novela. - Foto: Markel Blanco

Algunos ejemplares de su primera novela, El Rey de Pikas, acabaron dentro de la cárcel. Lo sabe porque se lo reconocieron familiares de presos al pedirle una dedicatoria. Otro se lo encontró en la mesilla de noche del traficante que detuvo en una operación conjunta del Grupo de Drogas de la Ertzainetxea de Bilbao, que dirige, con la Guardia Civil de Valladolid. 'O no ha avanzado mucho en la lectura o no ha aprendido nada', pensó Hermelo Molero, con ese humor socarrón que tantos años de trabajo en contacto con la delincuencia alimenta en muchos mandos de las fuerzas de seguridad. Eso vino, claro, después de descartar que alguno de sus compañeros lo hubiera colocado ahí a posta. Quiere pensar que ha vendido más libros que malos hay en el planeta, aunque el más vigilado es el que regaló a la biblioteca libre de Vilviestre del Pinar. «Me hace mucha ilusión cuando voy al pueblo o cuando mis hermanos me dicen que nunca está disponible en sus estanterías», confiesa emocionado.

Tienen que ir haciendo sitio en ellas para la segunda novela de este vilviestrino, que pese a llevar 52 de sus 56 años en Bilbao, lo considera «muy importante» en su vida. «Pon algo de mi pueblo, ¿vale?», pide a la periodista. Una vez cumplido el ruego, aquí estamos para hablar de su nuevo libro, en el que cambia rey por reina, la heroína, y la cocaína por el caballo, pero no al protagonista, ertzaina también. «Javier Navarro sigue ahí, con su grupo, porque sin él no es nada. A fin de cuentas esto es una pelea, una pelea que se trabaja en muchos frentes, hay una parte operativa, otra de inteligencia, de información, todo eso se genera en un grupo que tiene que tener a muchas personas implicadas en lo mismo», explica sobre el libro y sobre su trabajo en la Policía Autónoma Vasca, en el que se vuelve a inspirar.

Cambian los malos, como gusta de llamarlos Hermelo, aunque no la manera de dibujarlos, alejada de prototipos idealizados. «Intento quitarles glamour», apunta, porque los delincuentes normalmente son «personajes bastante mal encarados y casi nunca, casi nunca, muy inteligentes», recalca.

En Heroína se entrelazan dos tramas, que se corresponden a los dos sentidos del vocablo. Una puramente policial, que bebe directamente de una operación que llevo al grupo de Molero a desarticular la organización de traficantes más potente de toda la cornisa cantábrica de importación y distribución de esa droga -un trabajo que les llevó dos años-. La segunda se centra en la historia personal de una mujer, «que es realmente la protagonista», y que se va superando en cada capítulo.

Se ambienta en uno de los barrios más duros del Bilbao de hace unas décadas, el de la Palanca, las calles San Francisco y Las Cortes.«Arranca por el año 99 y y va evolucionando más o menos hasta 2010, se va viendo la transformación de un barrio muy deteriorado que sigue estando mal, pero no tan mal como antes gracias a los esfuerzos de las instituciones», apunta.

En cierto modo, la novela también busca «reconocer el trabajo que hacen mis compañeros de Seguridad Ciudadana», porque hay muchas calles San Francisco en toda la geografía española, muy duras, más si cabe cuando estaban desbordadas por la heroína.

En la tercera novela volverá sin embargo a la cocaína. «Es la que más problemas da, quizás no de salud pero porque es la que genera más dinero, para comprar voluntades, para la trata de blancas... Hay tanta, tanta, tanta miseria relacionada con la cocaína que es nuestra droga, a la que más tiempo dedicamos», detalla. Y aunque ya tiene la trama en la cabeza, seguramente nazcan nuevas ideas y personajes hasta que se siente a escribir, este verano.Como ocurrió con el capítulo de Heroína que añadió, ya casi terminada, en el que habla de cómo vivieron él y todos los compañeros de las fuerzas de seguridad los años de ETA, esa presión, el sentirse amenazado... El verdugo se titula.