Una de las dos últimas ferrerías de la Sierra de la Demanda, la de Huerta de Abajo, está a punto de desaparecer por la desidia de su propietario, que se niega a invertir dinero en su restauración y que tampoco quiere que el pueblo lo haga en su nombre, pese a los intentos de acuerdos de cesión que han buscado desde el Ayuntamiento.
La asociación Hispania Nostra acaba de incluir en su Lista Roja del Patrimonio este peculiar horno de fundición, conocido como La Previsora, que entró en funcionamiento en 1877 y quedó en desuso hace ya varias décadas. Ahora se teme que la estructura de piedra en forma de pirámide truncada se derrumbe en cualquier momento. «No se ha caído precisamente por su construcción hacia dentro», recalca el alcalde de Huerta de Abajo,Miguel Ángel Salas, para reseñar que otro edificio anexo sí se ha venido abajo. «Solo verla asusta, tiene unas grietas tremendas», recalca. De hecho, el Ayuntamiento tiene un informe técnico en el que se certifica el estado ruinoso de un inmueble que pidieron a la Junta de Castilla y León que se incluyera en el catálogo del patrimonio industrial de la comunidad, si bien no cuenta con ninguna protección específica.
«Hemos intentado muchas veces que nos la cedieran, no por dinero, pero sí a cambio de poner un placa a la familia, pero nunca han querido», explica Salas, para quien este horno tiene un gran valor emocional, además de considerarlo un patrimonio común para todo el Valle de Valdelaguna y la Demanda.
De hecho, aparte de los vestigios Pineda de la Sierra y Monterrubio de la Demanda, solo Barbadillo de Herreros ha sabido sacar partido a este patrimonio con Museo de las Ferrerías en el que explica la historia de la minería y la siderurgia en la Sierra de la Demanda desde los romanos hasta principios del siglo XX, con leyenda incluida, puesto que se cuenta que estas aguas ayudaron a templar la espada de Roldán, el héroe del cantar de gesta que dio muerte al gigante sarraceno Ferragut.
El alcalde de Huerta de Abajo mira con envidia a La Constancia, la ferrería de Arriba de sus vecinos de Barbadillo de Herreros, y a otras similares que se han podido restaurar en el norte de España. Hace años fraguó en su cabeza un «bonito proyecto» para La Previsora y su entorno.«Hace ya mucho tiempo que desistí», confiesa, aunque no sea del todo cierto, porque este año ha tratado sin éxito de optar a una convocatoria de subvenciones de la Diputación para la conservación de bienes de interés histórico y etnográfico. Nunca llegaron a presupuestar su rehabilitación integral, aunque cree que el coste se ha disparado con respecto a los años en los que buscaban por primera vez la cesión, y no acierta a explicarse el motivo de preferir que un patrimonio histórico se caiga a que lo disfrute todo el mundo.