Lucía Solana ya sabe lo que es pisar la alfombra roja y conoce el cosquilleo propio de los instantes previos a escuchar el nombre del ganador de una categoría durante la entrega de los Premios Goya. La artista burgalesa ha vivido dos veces esta experiencia. Y podría sumar una tercera vez. Forma parte del equipo nominado en la categoría de Mejor maquillaje y peluquería por su trabajo en la película Los renglones torcidos de Dios, junto con Pablo Perona, su socio en la empresa May Effects, Montse Sanfeliu y Carolina Atxukarro. 

El desenlace se resolverá en Sevilla el sábado 11 de febrero en la gala 37 de estos galardones convocados por la Academia del Cine. As bestas, de Rodrigo Sorogoyen, y Modelo 77, de Alberto Rodríguez, se aúpan en la lista de los largometrajes con más nominaciones, con 17 y 16, respectivamente.

Solana ha sentido todas esas emociones porque ya ha subido al escenario en dos ocasiones anteriores a recoger el llamado cabezón. La primera vez lo hizo en 2016 por Nadie quiere la noche, de Isabel Coixet, por la que también lograron el Premio Gaudí que da la Academia de Cine Catalana, y el segundo lo levantó en 2019 por El hombre que mató a Don Quijote, de Terry Gilliam, una cinta para la que crearon la prótesis de nariz que su protagonista, Jonathan Pryce, lucía para que su perfil se aproximara al que el imaginario colectivo guarda del caballero de la triste figura. 

Cuatro años después de aquel paseíllo, la burgalesa afincada desde hace años en Barcelona, donde tiene su sede May Effects, volverá a sentarse en el patio de butacas a esperar que desde las tablas suene el nombre del filme de Oriol Paulo, que atesora seis nominaciones. En maquillaje y peluquería, tendrán enfrente a Irene Pedro y Jesús Gil por As bestas; Paloma Lozano y Nacho Díaz, por Cerdita; Sarai Rodríguez, Raquel González y Óscar del Monte, por La Piedad; y Yolanda Piña y Félix Terrero, por Modelo 77.

Este nuevo reconocimiento apuntala a May Effects, una empresa que ha dejado su huella en una ya larga nómina de películas.