Vivir en la calle reduce hasta 30 años la esperanza de vida

Agencias
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Al menos 33.000 personas se encuentran sin hogar en España, una situación que agrava las consecuencias de enfermedades y que vulnera sus derechos y necesidades básicas

Vivir en la calle reduce hasta 30 años la esperanza de vida - Foto: Imagen de Paul Henri Degrande en Pixabay

La calle arrebata 30 años de vida a los sintecho, durmiendo en albergues o en distintos espacios públicos. Con motivo del Día Mundial del Sinhogarismo, que se celebra hoy, la fundación Hogar Sí quiere concienciar a la ciudadanía sobre la «vulneración de derechos» que supone esta situación que afecta a, al menos, 33.000 personas en España.

A través de la campaña #30AñosMás, la entidad busca sensibilizar sobre estas alarmantes cifras: su esperanza de vida se sitúa en torno a los 50 años y tienen una tasa de mortalidad entre tres y cuatro veces superior a la de la población general. De hecho, el 41,4 por ciento de las personas sin hogar considera que su estado de salud no es el adecuado (13 puntos más que el resto de la población) y el 30,7 por ciento manifiesta tener una enfermedad grave o crónica. 

Con estos datos oficiales de la Estrategia Nacional de Personas Sin Hogar 2015-2020 y de la última Encuesta del INE sobre Personas Sin Hogar, la fundación recuerda que carecer de un lugar adecuado donde recuperarse agrava las consecuencias de enfermedades y que ni los centros de alojamiento colectivos, ni las calles son los sitios adecuados para afrontarlas.

Según los datos, las personas sin hogar, especialmente las atendidas por el sistema tradicional, presentan «mayores dificultades para atender sus necesidades básicas, más problemas de salud mental y un alto riesgo de suicidio, ya que un 24,7 por ciento habría intentado acabar con su vida en algún momento y un 45,2 por ciento presentaría riesgo de hacerlo», alerta el director general de Hogar Sí, José Manuel Caballol, que considera que el sinhogarismo es «una vulneración de derechos y no solo a la vivienda, sino también a la propia vida».

Vivencias con los hijos, ver despertar a tu nieta cuando se queda a dormir en casa, ser la abuela favorita... Son las respuestas de distintas personas que reflexionan sobre lo que significaría haber perdido sus últimas tres décadas de vida, recogidas en la campaña.

«Carecer de un hogar impide a las personas desarrollar una vida plena y poder disfrutar de experiencias que en el día a día damos por sentado como compartir momentos con la familias y amigos o disfrutar de éxitos personales y profesionales, toda su energía se dedica a intentar sobrevivir», incide Caballol.