El verano que la Vuelta a Burgos salvó el ciclismo

ROBERTO MENA / Burgos
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La edición de 2020, en plena pandemia, aún es recordada por los dirigentes de este deporte y no porque ganara Evenepoel, sino por mostrar el camino al resto de carreras, incluidas Tour, Giro y Vuelta

De izquierda a derecha, Mauro Vegni, Christian Prudhomme y Javier Guillén. - Foto: Valdivielso

Poco antes de que Marcos Moral diera el banderazo de salida a la primera etapa de la Vuelta a Burgos 2020 a pies de La Catedral, recibió la llamada de Christian Prudhomme, director del Tour de Francia. Lo único que quería el mandamás de la 'Grande Boucle' era desear suerte a la organización burgalesa, mostrar todo su apoyo y agradecer  el esfuerzo y el atrevimiento. Moral y los suyos venían de unos días plagados de tensión, de mucha trabajo y sobre todo  de una presión asfixiante.El riesgo era muy alto, aunque  la recompensa traspasaría fronteras. Todo el ciclismo estaba pendiente de Burgos. Si el modelo funcionaba el año se podía salvar, si fracasaba sería un paso atrás casi definitivo para el resto de pruebas, que cruzaban los dedos.
Prudhomme no esconde que ese 2020 el éxito de Burgos permitió que se celebrara un Tour de Francia que acabó siendo histórico.Fue aquel en el que Tadej Pogacar logró su primer triunfo en la general y desbancó del primer puesto a su compatriota Primoz Roglic en la crono del penúltimo día de carrera.

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