Ministerio y Junta dan el visto bueno inicial a la cubierta de San Juan

H. Jiménez-R. Travesí / Burgos
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Primer paso superado. Bellas Artes y Patrimonio autorizan a seguir adelante con la instalación de acero, vidrio y madera que permitirá el uso de la ruina como espacio cultural o para la organización de ferias

Recreación de la iluminación nocturna prevista. - Foto: Estudio BSA

Va por buen camino. Tiene el ‘ok’ inicial que nunca llegaron a recibir sus intentos precedentes. Le falta mucho camino por recorrer pero ha roto la primera barrera de entrar con el pie derecho por el ojo de las grandes administraciones. La pretensión de colocar una cubierta a las ruinas de la antigua iglesia del Monasterio de San Juan ha sido bien recibida tanto en el Ministerio de Cultura como en Patrimonio de la Junta de Castilla y León y avanza hacia la concreción del proyecto.

En el mes de octubre el Ayuntamiento hizo pública una nueva idea para este espacio que ya fue objeto hace años de una propuesta por parte de Caja de Burgos que, quizás por ser demasiado ambiciosa, nunca llegó a cuajar. Esta vez el Consistorio quiso ser más prudente y optó por encargar una cubierta lo menos agresiva posible, que ni siquiera se apoye en los muros que queden en pie y que sea respetuosa al máximo con un entorno que es Camino de Santiago. Y así lo presentó, primero en privado al director general de Bellas Artes y después a los técnicos tanto de este organismo como de la Junta de Castilla yLeón.

Tres meses después, el concejal de Cultura, Fernando Gómez, anuncia que el anteproyecto diseñado por el estudio de arquitectura BSA ha tenido una recepción «muy positiva» por parte de ambas administraciones y que el Ayuntamiento emprende una segunda fase, la de redacción del proyecto más completo, que esperan tener para el mes de febrero con el objetivo de empezar a solicitar entonces los informes pertinentes.

Por el momento solo ha habido contactos iniciales, sin que se haya iniciado el trámite oficial, pero la luz verde de los dos organismos implicados resultaba absolutamente imprescindible. En el caso de Patrimonio, porque si no autoriza la intervención la haría imposible por estar en el lugar que está y tratarsse de un Bien de Interés Cultural. Y en el del Ministerio de Cultura, porque es el titular del edificio y por tanto nada se podría hacer allí sin su permiso. Son dos frentes que nunca se habían puesto de acuerdo en torno a la intervención en San Juan y que ahora parecen estar dispuestos a mojarse sin el miedo a dar un primer paso en falso que ha bloqueado las intentonas anteriores.

A la cobertura, en cualquier caso, le queda un largo recorrido hasta que primero se concrete el proyecto, luego se limen los detalles que seguro surgirán en su recorrido, y finalmente quede aprobado y listo para su ejecución.

Después llegará el momento de financiarlo, algo que en estos tiempos puede convertirse en toda una odisea. Y aquí tendrán mucho que decir los fondos procedentes del Plan Urban que todavía el Consistorio tiene pendientes de gastar y que aliviarían en gran parte la carga de las arcas locales. El propio Fernando Gómez explica que la posibilidad de financiarlo con los Urban ha agilizado la propuesta, pues la financiación europea ‘caduca’ en 2015, y está previsto que asuma hasta un 75% del importe total, estimado en los 2 millones de euros después de una rebaja de medio millón respecto a los 2,5 que se manejaron hace unos meses.

Los criterios

No parece probable que sufra grandes cambios, pero a la espera de su concreción el proyecto inicialmente planteado por BSA dibuja lo que denomina como «un plano plegado» de acero, madera y vidrio. Las líneas rectas son protagonistas y se adaptan a la forma de la fachada, elevándose en la parte central para evocar las antiguas naves de la iglesia y una capilla situada a la izquierda de la entrada principal.

Todo ello se apoya en unos pilares anclados directamente en el suelo, sin incidir directamente en las piedras del monasterio, pues uno de los condicionantes del proyecto es que fuera reversible si un día así se decide.

El resultado debe ser la generación de un espacio diáfano de unos 1.300 metros cuadrados, con posibilidad de iluminarlo durante las horas nocturnas preparado para la organización de actividades culturales o de ferias comerciales (que no requieran butacas o una climatización, pues para eso están los espacios cerrados como el Principal o el Fórum Evolución) en el entorno del centro histórico donde siempre se ha carecido de ellas. De hecho, la plaza de San Juan ha sido objeto de no pocas instalaciones de carpas.

Además, y siempre con el objetivo de evitar afecciones al patrimonio y al delicado entorno, la cubierta será poco visible desde el exterior. En concreto, quien estén en la plaza de San Juan no lo notará. Sí lo hará sin embargo el que pasee por la parte trasera, donde el acero y la madera se elevarán por encima de la altura existente, pero será hacia la calle Calzadas donde existen construcciones residenciales de los años 70 y 80 que ya rompieron el caracter histórico de los alrededores.