Pampliega reivindica la marca de calidad de la cebolla horcal

I.P. / Burgos
-

Los productores de la cuenca del Arlanzón y el Itacyl vuelven a impulsar ese distintivo para convertir al producto en referente económico. El pedrisco reducirá la cosecha en un 40%

Marcos Merino en una de sus fincas de cebollas horcal que en estos momentos están en plena floración. - Foto: Patricia

Los productores de cebolla horcal vuelven a poner sobre la mesa la necesidad de que este producto autóctono tenga el distintivo de la marca de calidad para revalorizarle como un alimento único por sus singulares características y aumentar su producción para convertirle en un cultivo referente y que genere economía en las zonas donde se siembra. Los contactos con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) ya se han reiniciado, después de que el asunto quedase en 'vía muerta' tras la pandemia y también a consecuencia del cambio de gobierno en la comunidad autónoma. Ahora es este organismo quien junto a la Asociación de Promoción de un distintivo para la cebolla horcal tienen que ponerse manos a la obra para hacer realidad ese deseo, un proceso que es lento, pero que esperan culmine con la consecución de esa denominación.

Para Marcos Merino, agricultor de Pampliega y presidente del colectivo de productores, conseguir esa denominación es la mejor manera de afianzar un cultivo que este año también se está viendo afectado por las condiciones climatológicas. De hecho, las fincas han sufrido los efectos de las fuertes tormentas de agua y pedrisco que arrasaron con buena parte de las plantas, por lo que se prevé una cosecha menor que en campañas anteriores, con una reducción de la producción que se puede situar en el 30% ó 40%, aunque no en toda la cuenca los efectos del granizo han sido iguales y también ha dependido del grado de desarrollo en el que ya estaba la planta. En un año normal, la producción se sitúa en unos  100.000 kilos por hectárea, mientras que esta campaña puede oscilar entre los 60.000 y 70.000 kilos.

En cuanto a la superficie cultivada en estos momentos rondaría el centenar de hectáreas, algo menos que antes de la pandemia, que se extienden por la cuenca baja del Arlanza y el Arlanzón, desde Villahoz, por una parte, y la zona de Estépar hasta Quintana del Puente en la provincia de Palencia, donde confluyen las dos desembocaduras. La producción, sin embargo, se concentra principalmente en las localidades de Pampliega y pueblos del entorno como Villazopeque, Peral de Arlanza, Valles de Palenzuela, Villaverde Mogina, Barrios de Muñó, Belbimbre, Villodrigo y Palenzuela.   

Merino reconoce que la superficie cultivada ha descendido en los últimos años por la falta de rentabilidad, pero sobre todo por las dificultades que, según los productores, está poniendo la Administración regional al reducir el uso de fitosanitarios, sin dejar prácticamente echar herbicidas, «de esta manera se están ajustando tanto los gastos que es casi inviable», añade Marcos Merino, que junto a Santiago Albillos, ambos de Pampliega, y David de la Peña, de Barrio de Muñó, son los mayores productores de la zona.

Sin embargo, reconoce que su cultivo es más que necesario porque la cebolla horcal es el ingrediente autóctono para la elaboración de la morcilla y requisito imprescindible que se tuvo en cuenta para lograr y mantener la IGP Morcilla de Burgos. Esta es otra de las razones fundamentales para que se otorgue la marca de calidad a la cebolla horcal, esgrimen los productores.

Por lo que respecta al Itacyl, su director general, Rafael Sáez, que recientemente ha comparecido en la Comisión de Agricultura de las Cortes regionales para abordar este tema, confirma los «contactos continuos» con los productores y el apoyo a sus reivindicaciones y reitera que desde el Instituto se avala el reconocimiento de la marca de calidad, en la que comenzarán a trabajar administrativamente en cuanto las conversaciones se concreten en la petición formal, en la que se tiene que definir el territorio que abarcaría el distintivo. 

El principal argumento a favor de la petición de los productores es que, efectivamente, el producto tiene unas características físicas y organolépticas particulares y propias, además de que la IGP Morcilla de Burgos requiere de esta cebolla. En todo caso, recuerda que no es una variedad en sí misma registrada, pero sí es «poblacional», con unas singularidades definidas que la diferencia de las variedades comerciales. El Itacyl cuenta con varios estudios sobre la horcal porque, incide Sáez «es un tema en el que se lleva trabajando varios años».