Plagada de ninots ya en cada barrio y en un ambiente festivo y casi veraniego. Valencia lo tiene todo preparado para celebrar su semana grande de Fallas. Y lo hace con grandes expectativas: serán las primeras sin medidas restrictivas por la pandemia y hay una buena previsión meteorológica.

La ciudad ya vivió este fin de semana un adelanto privilegiado de sus fiestas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, con un inabarcable menú de actos al aire libre, gracias también a temperaturas cercanas a los 30 grados que, según Aemet, se suavizarán durante la semana pero con un pronóstico halagüeño tanto para los artistas que tienen que plantar sus monumentos como para los miles de personas que dependen del binomio buen tiempo-fiesta. Y es que las Fallas del año pasado fueron las más lluviosas y con menos horas de sol en 84 años, con un ambiente frío y desangelado que no cuadraba con la tradicional atmósfera.

En esta ocasión, se palpa mucho optimismo y hay un sentimiento general de normalidad después de la pandemia que tanto condicionó estas fiestas: se suspendieron las de 2020, las de 2021 se aplazaron a septiembre y las de 2022 tuvieron aún restricciones por el coronavirus. Este año, el mundo fallero respira con esperanza pese a la inflación y la incertidumbre económica derivada de la guerra en Ucrania, y afronta con ilusión el amplio programa de actos que culminarán el domingo 19, festividad de San José, con la cremà de las casi 800 fallas.

Mientras, los niños y adolescentes, tradicionalmente quienes más disfrutan de esta semana -el martes será su último día de clase-, vacían ya sin cuartel sus cajas de petardos, que convierten Valencia en un sinfín de explosiones, humo y olor a pólvora. Este año se recomienda una «tregua» pirotécnica de 15 a 17 horas, sobre todo por los animales de compañía.

Alta ocupación hotelera

En cuanto a la ocupación hotelera prevista, según el Ayuntamiento, alcanzará el 72,9 por ciento, una cifra que se incrementará al 86,5 por ciento las noches del 17 y 18, lo que supone superar los datos de los últimos cinco años. 

Además, las nueve comisiones falleras de la sección Especial han invertido este año 1,4 millones de euros en sus monumentos, que serán los más visitados y fotografiados junto al municipal de la plaza del Ayuntamiento (fuera de concurso), que con 20 metros de alto y hecho toda de madera, ha sido diseñado por primera vez por una mujer (Marina Puche, junto al artista fallero Manolo García): es un corazón gigante que se ilumina y late con todo aquello que le provoca buenas sensaciones.

La plantà oficial de las Fallas infantiles será el martes y de las grandes, el miércoles; esos días se sabrá qué ninots se salvan del fuego por votación popular y qué figuras se llevan el primer premio que otorga el jurado.

Ya sin restricciones por la pandemia ni por las obras de la céntrica plaza de la Reina, la Ofrenda floral a la Virgen de los Desamparados será entre el viernes y el sábado, cuando podrán desfilar por ella hasta 103.317 personas, según de la Junta Central Fallera y que supera las cifras de antes de la llegada del coronavirus.

Y habrá castillos nocturnos de fuegos artificiales -de miércoles al sábado de la Nit del Foc- pero este año con una novedad importante: se trasladan del paseo de la Alameda al entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.