Un centro hípico dinamiza Torrecilla del Monte y la comarca

I.P.
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Igor Aspillaga y Laura Criado impulsan el Club Triple Diamond Ranch, una aventura empresarial con la que se pretende promover el aprendizaje e impulsar las rutas turísticas por la zona del Arlanza

La hija de Igor y dos amigas montando al atardecer. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

La pasión por los caballos ha unido a mitad de camino a Igor Aspillaga, vasco con ascendencia materna en Torrecilla del Monte, y a Laura Criado, salmantina. Ambos han puesto en marcha la empresa Club Hípico Triple Diamond Ranch en este pequeño pueblo del Arlanza, entre Lerma y Burgos, con apenas 80 vecinos, pero con una media de edad que no llega a los 50 años y con una docena de niños que dan vida a la localidad. 

La iniciativa de crear este complejo fue de Igor que hasta hace unos años trabajaba en Bilbao, en la empresa familiar dedicada al sector del metal que, como tantas otras sufrió los efectos negativos de la crisis y tuvo que cerrar. Fue a raíz de esa circunstancia cuando el empresario decidió aventurarse en lo que había sido su sueño, montar su propia instalación hípica en el medio rural y contribuir con ella a dinamizar Torrecilla y su entorno y ofrecer un servicio a la comarca del Arlanza y a cualquiera que quiera acercarse para disfrutar de los caballos. Es la primera en la zona de estas características.

Aunque era un proyecto muy personal, embarcó a Laura Criado en el mismo y ahí están los dos trabajando codo con codo con muchas ganas y terminando de completar las instalaciones para comenzar a funcionar aprovechando el verano en un programa de actividades que combinará el deporte con el ocio y el turismo.

Hace ya tres años que Igor se mudó del País Vasco a Torrecilla del Monte y comenzó a planificar la creación del complejo. Asegura que cumplía un sueño y no solo por él, sino fundamentalmente por sus hijas que desde bien pequeñas han montado a caballo y han competido. La mayor, Alaiza, de 15 años, ha sido tercera en el campeonato de España de completo por equipos y en varias ocasiones campeona de Cantabria, y la pequeña amazona, Itxasne, con apenas 12 años, también ha sido campeona de Cantabria en la modalidad de doma. En cuanto a Igor hizo sus pinitos, pero en su caso compitiendo en la modalidad de trabajo con ganado, «muy americano», remata. Tampoco Laura se queda atrás, su familia ha tenido siempre caballos por lo que ha montado desde pequeña, y después ha trabajado en centros hípicos y en ganaderías.

Las instalaciones se han levantado en unas fincas agrícolas que han alquilado, un lugar privilegiado desde donde se puede ver la Sierra de las Mamblas en el horizonte y a tiro de piedra, el monte de Torrecilla,  pero también se divisan los de Villamayor, Madrigal o Madrigalejo. 

En estos momentos cuentan con 8 caballos de varias razas, todas aptas para los usos que el proyecto requiere. Algunos se los trajo el empresario de Bilbao, y otros los han comprado y traído desde Sevilla. La cabaña se ha ampliado con el potro de Laura, y están a la espera de alguno más para completar el equipo. En estos momentos tienen una yegua que se está cruzando con la intención de tener crías.

En todo caso, ya tienen número suficiente para poder comenzar con lo que será el grueso de las actividades. Por una parte, clases de iniciación para, primero, crear afición en la zona, y después, hacer cantera de amazonas y jinetes, y clases de doma. Por otra parte, se darán paseos a caballo por la comarca de una o dos horas, por los entornos más próximos, pero también quieren plantear rutas más largas, de varias horas, e incluso, de dos días, con salida desde el Club Hípico hacia el cementerio de Sad Hill, pernoctar en Silos, por ejemplo, y regresar al día siguiente.  

Igor Aspillaga destaca la belleza y riqueza del entorno de Torrecilla, con mucha zona de monte y, por tanto, de sombra, por lo que los paseos puede ser una experiencia muy enriquecedora al poder disfrutar de una fauna muy variada, desde corzos y jabalíes hasta liebres y conejos. Ambos socios creen en el potencial de la zona del Arlanza para que la empresa vaya bien porque no haya un Club similar en 30 kilómetros a la redonda, los que le separan de Burgos, algunos menos de Lerma o hacia Covarrubias. En cuanto a las instalaciones, cuentan ya con un guadarnés, un amplio cercado donde están los caballos, un picadero y un pequeño corral de doma; estos últimos donde se impartirán las clases. 

Club social. El complejo hípico no tendrá cuadras como tal, sino que están a la espera de recibir varios refugios prefabricados donde los caballos estarán en semilibertad, «porque en una cuadra pequeña el caballo no le puedes tener encerrado, porque acaba pasando factura en musculatura, tendones, enfosuras... y donde mejor están es en el prado que se pueda revolcar, tumbar y lo que quiera», explica Aspillaga. Además, habrá un espacio social donde los padres o acompañantes pueden permanecer el rato que los hijos estén dando las clases, tomando algo o leyendo la prensa. A más largo plazo, explican Aspillaga y Criado, no descartan ir ampliando actividades, incluida la equinoterapia, aunque en este caso, puntualiza ella, necesitan una titulación que no tienen, pero también, añade, le importaría ponerse a estudiar.

Las redes sociales jugarán un papel importante en la promoción del Club, sin dejar los métodos tradicionales, como la cartelería y el boca a boca. De momento la inversión ronda los 25.000 euros, que financian con fondos propios, aunque esperan recibir ayudas de Adecoar.